Carta para despedirse por desamor

Sé que nadie sabe lo que ocurre en el tiempo, tratamos de revivir un amor sepultado, un sentimiento extinto en mí, quizás no en el tuyo. Sé que recuerdas con claridad cómo nos encontramos en el primer día de abril, caminamos entre la avenida atestada de borrachos y nos miramos a los ojos, unas miradas con temor, vine con el coraje de enfrentarme a mi destino y buscar la felicidad en ti.

Pero no sabía que en unos días el sentimiento se trocaría con los antiguos recuerdos, a pesar de mi situación traté de revivir el amor, una vez más un frenesí, traté de reanimarme y decir que eres la mujer de mi vida. Tal vez me tomes por un truhan, un tramposo, un mujeriego y un vil humano que no merece una vida digna, pero fueron varios años, dentro del cual ya había sepultado el amor que sentíamos y trataste de revivirlo, forjé mi parte, pero me estoy pudriendo en mi sentimiento, juzgándome de hombre malo, de un ser que no sabe amar, ¿qué debo hacer para amarte?, no lo sé. Tal vez, es el destino que no me permite permanecer a tu lado. Sé que eres  una maravillosa mujer, una persona de gentiles sentimientos, pero, ¿qué es lo que quiero?, no lo sé. Aún camino confundido  pensando qué será de mí, sin amor, tratando de enamorarme, sin lograr mi objetivo. Es como si todo sentimiento se desvaneciera en mí, todo se pudre en mi alma.

Cada día pienso que soy un monstruo, tratando de ingresar en tu mundo de fantasía, soy un ogro, actuando de príncipe. Sé que es difícil, decírtelo mirando a los ojos, cuando, tantas veces, te mentí o traté de mentirte para hacerte sentir mejor; sin embargo, me pregunto, ¿qué hay de mí?, ¿estoy condenado a esto o aquello?, si me preguntas qué es lo que busco, no sabré responderte, si me juzgas y me amenazas con la muerte, moriré preguntándome qué es el amor. ¡Oh!, solo muevo la cabeza en sentido de negación, soy como la primera gota de agua que no sabe hacia dónde irá.

Estoy siendo totalmente sincero, soy tan cobarde que solo puedo expresarme mediante esta carta. Sé que he tenido traumas, pero no las inculpo, este es un terreno nuevo donde el desamor invade todos los confines. Solo siento un coraje, una rabia por no confesarte mis verdaderos sentimientos, porque pienso que me cuestionarás, me dirás, ¿por qué me sembraste tantas esperanzas? Y no soportaría tus lágrimas al verme contemplarme por una última  vez.

Quizás volvería tarde, cual hijo pródigo, pero conóceme, no soy un buen hombre, no soy el príncipe que idealizas, no soy aquel, solo soy un fantasma de la tristeza, del llanto, un fracasado que no sabe sentir amor. No me importa que un filósofo o un psicoanalista descubran mis emociones. Quizás traten de explicar mis problemas, pero ya no podrán cambiarme la mirada, esas pupilas que se encienden con el amor yacen apagados, con la lumbrera en cenizas.

Trato de escribir, pensando que esta carta te curará, sin embargo, tal vez solo sirva para lacerarte aún más. ¿Comprenderás, por más que lo intente ya no puedo amarte?, A veces siento que aún te amo, otras veces, no. Mis sentimientos son un murmullo de almas confundidas, de seres confundidas en el tormento de la oscuridad.

Emergió el sol desde el este y me levanté con las esperanzas de una vida ordinaria, de un fracaso, mis sentimientos se esconden tras los cerros y solo pienso ¿podré continuar escribiendo?, ¿amaré? Oh, tal vez nunca llegue a amar, ya amé alguna vez y aquella etapa ya es solo una estela en el mar, una huella que borraron los vientos en las dunas.  O es que realmente amo a alguien y es un amor infinito, imposible, un amor que nunca se realizará, un amor que derramará mis lágrimas por su ausencia. O quizá te sigo amando, pero déjame hacerlo en silencio y en la soledad. No me abrumes con tus llamadas ni te desesperes, en el mundo se pierde y se gana. Así como sufro, sé que soportas angustias. Pero la fortaleza, la más grande fortaleza está en los sentimientos y en el orgullo de uno mismo.