Carta sin despedidaEste es mi cante jondo, a mi destinatario aludido.Siempre supe que no llegaste de casualidad y que estuve esperándote desde que mi conciencia supo del amor, hasta días como hoy, cuando nuestro sauce llorón, ese que plantamos hace tanto tiempo, arde en llamas desesperadamente, sin amparo del agua que lo apacigüe. Era un simple brote que ha crecido, quizás torcido, quizás recto, pero que ahora es un precioso salix babylonica, mi árbol favorito, cubierto de llamarada que nadie apaga, por no saber cómo salvarlo sin que se desvanezca rápidamente.Quién sabe cuántas historias sabría contarnos y cuántas historias nos podrá contar...
Está esperando a que sus hojas se llenen de flores amarillas pálidas cuando llegue la primavera, cuando tiempo haya sido eso, tiempo, el agua haya saciado su savia y quien plantó su semilla piense que, verlo crecer fuerte y vigoroso, es el mejor regalo que la madre naturaleza les ha podido ofrecer jamás.
Así, cuando lo contemples y sonrías, yo te reconozco,identifico tu perfil primero y vuelvo a verte, al fin, tal como eras, como sigues siendo, como serás ya siempre,mientras te ame.
Para ti, Ana Cabrera www.suspirosyprosas.blogspot.com