Cartas de amor a los muertos

Autora: Ava DellairaNum. de páginas: 350 pag.Género: Juvenil, Young-AdultEditorial: Nocturna edicionesLibros: AutoconclusivoISBN:978-84-944243-2-8Encuadernación: Tapa blanda con solapasPrecio: 15,00 euros
Sinopsis:
«Hay ciertas cosas que no puedo contar a nadie, excepto a la gente que ya no está aquí.» Todo comienza con un trabajo de Lengua: escribirle una carta a alguien que haya muerto. 

Laurel escoge a Kurt Cobain porque su hermana lo adoraba. Y porque él murió joven, como ella. En poco tiempo tiene un cuaderno lleno de cartas a Judy Garlan, Amy Winehouse, Heath Ledger y muchos otros. Sin embargo, no se las entrega a la profesora. Les escribe sobre el comienzo del instituto, sus nuevas amistades, su primer amor y sobre cómo está aprendiendo a vivir ahora que su familia se ha roto. 

Y sobre lo que ocurrió cuando su hermana aún estaba viva.

Tenía muchísimas ganas de leer esta novela porque no sabía muy bien lo que me iba a encontrar. Me llamó mucho la atención que verdaderamente el libro sea un conjunto de cartas escritas en el cuaderno de Laurel; sé que por el título resulta evidente, pero como nunca había visto una novela así, me imaginé que se trataba de una historia con una narración normal y que luego en otra tipografía nos enseñarían las cartas, como capítulos aparte. La cosa es que pensaba que, por muy original y atractivo que me resultara esta idea, no iba a sentirme cómoda leyendo cartas, que me iba a costar mucho camuflarme en la historia, entre los personajes... Para nada. La experiencia ha sido mucho más íntima y agradable que con una narración en primera persona.Laurel es una adolescente que con 15 años intenta sobrellevar la muerte de su hermana mayor, May. Desde aquella noche, su familia ya no es la que era antes: su madre está viviendo lejos de ella, en Califormia y Laurel se ve obligada a alternar la casa de su padre y la de su Tía Amy (un personaje muy peculiar) cada dos semanas. Rechaza la opción de estudiar en el instituto de Sandia, donde estudiaba su hermana May, porque no quiere enfrentarse a que todo el mundo mostrara compasión y cuchicheara al verla. Que la trataran diferente. Bastante difícil es lidiar con el dolor. Por eso elige ir a West Mesa, donde nadie sabe nada ni de ella ni de May. Se viste con la ropa de su hermana e intenta encajar en el nuevo instituto, donde hace amistades muy especiales que guardan sus propios secretos y se enamora de un chico que es todo misterio. Al principio las páginas pasaban lentas, y no estaba segura de si el libro me aportaría lo que yo me esperaba, pues me parecía que la actitud de Laurel con sus amigas era algo superficial, y eso que por su forma de escribir sabemos que en realidad sus ideas son mucho más profundas y que lo que muestra no es más que una máscara. Más tarde, mi impresión cambió, y mucho. En cada carta, Laurel entremezcla sus pensamientos y elucubraciones sobre las personas a quienes escribe con lo que le ha ocurrido en el presente, además de un pedacito de pasado que comparte con su hermana. Pero desde el principio desconocemos por qué y cómo murió May. En cada carta, como ya he mencionado, nos desvela ciertas cosas que recuerda de ella y lo sola y culpable que se siente tras su muerte. Pero nunca aclara una pregunta: ¿qué pasó aquella noche? Lo cierto es que todo lo que cuenta de su hermana en realidad nos revela la imagen que tiene de ella: la de una chica perfecta, alegre y llena de vida, que no comete errores, a quien el mundo le pertenece, alguien completa y a quien no le falta de nada. May era una heroína, era la que mantenía unida a su familia. Tiene esa imagen tan arraigada que intenta ser como ella. ¿Pero es real la idea que tiene sobre May? Este libro es todo música y sentimientos. Te dan unas ganas increíbles de conocerla y conseguir que sea amiga tuya, que siga viviendo a tu lado. Te dan ganas de abrazar a Laurel y arrancarle el tapón de desagüe. Te dan ganas de buscarle una canción que volviera a hacerle sentir segura, protegida. Cada frase sobre sus divagaciones te cala hasta el interior de los huesos, y se quedan ahí por un instante bastante largo. A veces, los siento como hachazos de verdad: firmes y certeros. "La verdad es hermosa independientemente de cómo sea, si aterradora o mala. Es hermosa simplemente porque es cierta. Y la verdad es luminosa, te acerca más a tu propio yo. Y yo quiero ser yo misma." 
La verdad es que he tardado bastante en leer este libro porque cada vez por tres me paraba a escuchar las canciones que se mencionaban, y al hacerlo me he sentido mucho más conectada con el libro, sobretodo tras leer las letras de las canciones (y alguna que otra traducción, siendo sincera). ¡Ah! Y sin olvidar su primer amor. Desde el primer día de instituto Laurel observa en el almuerzo a un chico que desconoce, de quien más tarde  sabrá que se llama Sky. A pesar de no saber nada más de él, siente que hay algo que los une, que hay algo invisible que comparten, que los hace iguales. Este personaje, Sky, es todo misterio. No suele expresar mucho sus sentimientos, aunque está claro que hay algo moviéndose en su interior constantemente. Pero no es como los Chicos Misteriosos de otras novelas. Tengo que decir que a su relación no se le ha dado más importancia que a todo lo demás (como las escapadas nocturnas con sus amigas, los secretos de cada una de ellas, etc.), como suele pasar en otros libros juveniles, donde parece que todo gira en torno a ese chico con pintas de perfecto y lo demás pasa a un segundo plano. Una vez más, para nada. Las últimas dos cartas son las más especiales de todas, y sin duda las que más me han gustado. La más conmovedoras. Y en cuanto a la verdad sobre la muerte de May... no me lo esperaba en absoluto. No me hubiera imaginado nada así. Acabamos conociendo verdaderamente a May. Puede que conozcamos a May más de lo que nos gustaría. Me ha encantado este libro porque ha resultado ser mucho más emotivo y conmovedor de lo que parecía al principio. Es muy fácil entender a Laurel, comprender lo que piensa y por qué actúa como lo hace. Es una historia muy, muy bonita. Puntuación: 4/5