La soledad se alimenta del vacío, de ese vacío que dejan algunas personas cuando se marchan y nos quedamos a merced del viento y de la vida pero sin saber dónde agarrarnos y cómo conseguir nuestro nuevo soporte. Seguidamente vamos a escribir una carta de soledad que nos ayudará a escucharnos a nosotros mismos. Una carta de soledad Esta carta de soledad es lo único que me queda por decir, los sentimientos que florecen en mí pero que ya no puedo compartir contigo, porque no estás a mi lado. Pero lo peor de todo es pensar que ya nunca volverás a estarlo, y que me mantendré sólo y apartado de todo lo que antes nos guiaba, de todo lo que antes nos hacía felices y nos permitía sentirnos dichosos cada vez que nos levantamos por la mañana y nos mirábamos a los ojos. Pero ahora todo ha acabado, y la soledad embriaga todo mi cuerpo y me hace sentir incapaz de poder dar un paso adelante, de poder solucionar esta ansiedad que me produce el no poder volver a verte. Y la soledad se transforma convirtiéndose en dolor, en un dolor muy agudo que parte de mi corazón y se extiende por todas y cada una de las células de mi cuerpo, un dolor que aparentemente nunca terminará y con el que tendré que acostumbrarse a vivir. Eso es la soledad para mí, así es cómo me hace sentir y cómo me hace necesitar cada día más un aliento que me devuelva la sonrisa y vuelva a convertirme en aquella persona que era para no volver a abandonarla nunca. Pero creo que ha llegado la hora y tengo que decir adiós a la soledad si quiero volver a ser feliz, si quiero volver a sentirme vivo y que formo parte de todo lo que me rodea. La soledad tiene que desaparecer de mi vida más rápido de lo que lo hiciste tú.
Fuente Cartas de soledad