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Cartas para las generaciones del futuro

Por FundaciÓn Novia Salcedo
Se trata de una iniciativa liderada por Federico Mayor Zaragoza -Director General de la UNESCO entre los años 1987 y 1999-, titulada ‘Letters for the future generations’. Está basada en una recopilación de una veintena de cartas publicadas en 1999 escritas por personas de diversa procedencia y ámbito. Todo consiste en redactar un texto para una persona del año 2050 en el que exponen su particular punto de vista sobre su contexto actual. Los autores recalcan qué valores y actitudes deberíamos preservar para garantizar un futuro mejor.

Cartas para las generaciones del futuro

El escritor Tahar Ben Jelloun en una firma de libros./ Wikipedia Commons

He escogido una de Tahar Ben Jelloun, reside actualmente en París -de origen marroquí- y está estrechamente relacionado con el mundo de la literatura. Ganador del ‘Premio Gancourt’ en el año 1987 y considerado por muchos uno de los mejores escritores francófonos de su generación. En esta carta el autor realizada un llamamiento en el que reclama a las generaciones venideras a aprender de los errores del pasado. El argumento de Tahar supone todo un alegato a favor de los valores colectivos y altruistas, instando a aparcar el fuerte individualismo que guía actualmente a la sociedad. Utiliza la poesía como medio para encauzar todas estas recomendaciones.


El resto de misivas están disponibles en el siguiente link: http://bit.ly/1s0EzxD.
Tahar Ben Jelloun (Marruecos), Escritor
¡Mantengamos viva la poesía!
El siglo XX ha sido pródigo en sus masacres, actos de genocidio, guerras convencionales y conflictos de todo tipo. Al salir de este siglo, estamos un poco desesperados, un poco derrotados, con muy poco de lo que enorgullecerse. Ciertamente, el hombre ha caminado sobre la luna. ¿Y qué tiene eso de bueno si el hambre, la humillación y el despojo están cada vez más generalizados, afectando cada vez a un mayor número de seres humanos? Así que déjennos mirar hacia el futuro, incluso si nuestra visión está nublada por la espesa niebla de la desolación y la impotencia. Nuestros ojos conservan el recuerdo de su luz y sus lágrimas. Pero déjennos olvidar el agotamiento del alma y miremos hacia delante. No es el dolor el que debemos olvidar, sólo nuestro cansancio. No podemos entrar en el nuevo milenio sin recordar lo que ha sucedido en el transcurso de este siglo que sin duda, amenaza la paz del futuro (…).
El hombre ya no necesita consuelo. La guerra les ha cegado. El odio les alimenta. La brutalidad y el odio les causan un profundo sosiego. Aunque no a todos los hombres, sólo a aquellos que han usurpado el poder para comenzar y poner fin a los conflictos. Aquellos que no tienen legitimidad moral alguna -política o democrática-. El nuevo milenio no los cambiará. Los seres humanos persisten en su naturaleza (…).

Cartas para las generaciones del futuro

Imagen de Shakespeare en el 'Poets Walk Park' famoso por ser lugar de inspiración para los poetas./ Z-Mation


Debemos asegurarnos de que en este nuevo siglo no reproducen las atrocidades y la estela de injusticias, deportaciones, éxodos forzados y masacres que han quedado impunes durante el siglo que dejamos atrás. Obviamente, uno puede tener una visión más positiva y optimista del pasado - podemos hablar de la valentía de los que han resistido a la tiranía, sobre los grandes descubrimientos de la medicina, podemos celebrar los avances en la tecnología y los medios de comunicación. Todo esto va a continuar. Sin hacer grandes discursos, me gustaría decirle a las futuras generaciones, las de mis propios hijos, que valoren las cosas sencillas. Mi consejo radica en valorar la modestia, desde el respeto de los valores y principios de la cultura y la convivencia. Estos son los cimientos de la sociedad humana. Estos valores son tan antiguos como el hombre mismo: vivir juntos, no estamos obligados a amarnos unos a otros sin condiciones, pero hay que tener respeto mutuo el uno al otro. La idea de respeto es esencial: se trata de aceptar las diferencias de los demás, teniendo en cuenta que cada ser humano es único e irrepetible. Debemos recuperar la belleza de estas acciones altruistas tan ausentes en nuestros días (…).
Necesitamos una tolerancia activa y vigilante. Debemos tener cuidado con las ilusiones fáciles que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación. En definitiva, debemos mantener viva la poesía. Sin la poesía, el mundo se quedará ‘medio ciego y medio cojo’. Sin la poesía, el hombre va a perder un poco más de su alma cada día. Sin la poesía, el mundo será plano, el mar perderá su color azul y sus olas, el cielo ser tornará indiferente y los niños ya no exigirán más cuentos para irse a la cama.

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