Revista Opinión

Carteles ofensivos para la Iglesia católica

Publicado el 15 junio 2016 por Elblogderamon @ramoncerda

Yo soy de los que piensa que uno se ofende solo si quiere, y si no, pues ni falta que hace. Lo de los carteles ofensivos (y ahora hablo de la última polémica de las dos vírgenes besándose) es muy relativo, como los símbolos en general y las banderas. Nos ofendemos con demasiada facilidad… y sin ninguna necesidad. Es una pérdida vacía de energía.

El cartel en cuestión es incluso estéticamente aceptable (buen o mal gusto de fondo aparte), aunque entiendo que pueda molestar, pero lo cierto es que ha tenido el efecto deseado. Otro cartel hubiera pasado desapercibido y con ello la protesta implícita también habría pasado desapercibida; de este modo todo el mundo (incluso yo) habla de ello. ¿Podemos decir entonces que el diseñador se ha equivocado? Yo no diría tanto.

Carteles ofensivos… ¿Siempre contra la Iglesia católica?

#Carteles ofensivos

Carteles ofensivos. No es la mejor manera de defender un derecho.

Una de las cosas que se recriminan es que se haya usado, otra vez, la imagen de la Iglesia católica, acusando a sus promotores de no atreverse con un cartel basado en el Islam (¿A que no hay huevos?… Como diríamos en el patio del colegio). Puede que tengan razón, pero ¿por qué no verlo desde otro punto de vista?: La Iglesia católica (y sus practicantes), en general, y a pesar de radicalismos y muchas, muchas excepciones, son sin duda más tolerantes que la versión islámica. ¿No es así? ¿Y qué mejor manera de demostrarlo que no haciendo crítica sangrante de ello?

El cardenal arzobispo Antonio Cañizares no ha argumentado esta tolerancia (algo muy católico eso de la tolerancia y que, al menos cuando yo era pequeño, nos enseñaban en el catecismo); en cambio habla de profanación: «la grave profanación». Propone un acto de desagravio que consistirá en el rezo del rosario y una misa en la catedral. Tampoco es que eso me parezca mal (ni bien), pero insisto, equivoca el discurso (o el sermón en este caso). Tendría que hablar de tolerancia y no de agravio.

Cañizares también ha dicho que el cartel «hiere profundamente los sentimientos de los católicos valencianos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad». Yo no estoy de acuerdo, o mejor dicho, sí que lo estoy porque parece ser que es cierto, pero no debiera. El católico, el verdadero católico, debería perdonar sin más, sin devolver las piedras al tejado vecino. Eso enaltecería a la Iglesia, no los cabreos ni los insultos.

Dicho todo lo anterior, añadir que me resulta bastante indiferente, tanto lo del movimiento gay como la polémica del cartel, pero que si hubiera sido yo el diseñador, no hubiera ido por ese camino porque creo que entra en el terreno del mal gusto. Usar la imagen de las vírgenes para eso no me parece apropiado (como tampoco me parecería apropiado usar nada del Islam), ni es oportuno ofender a nadie para defender otra cosa. Pero de ahí a empezar la guerra… pues tampoco. Estas cosas me recuerdan demasiado a la política y, sinceramente, estoy hasta el moño de la política últimamente.

¿Cómo era?

Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden…

Ramón Cerdá


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