Revista Cultura y Ocio
"La lluvia llovía."
A veces no hace falta más que leer la primera frase de un libro para que algo se active en el cerebro del lector. En mi caso, que alguien hubiera tenido la osadía de comenzar una historia con semejantes palabras, fue la chispa. Hoy traigo a mi estantería virtual, Carter.
Tras ocho largos años ausente, Jack Carter regresa a su pueblo con pocas ganas y aún menos entusiasmo. Su hermano ha fallecido en unas circunstancias más que dudosas y eso es lo que le hace volver.
En el año 1971 se estrenó en los cines Asesino Implacable, una película dirigida por Mike Hodges y protagonizada por Michael Caine. Caine puso la cara a Jack Carter para tanta gente, que pese a que el libro se había escrito un año antes, quedó a la sombra de la película. Eso provocó su retirada del mercado sin reediciones y Jack pasó muchos años a la sombra de un Caine vestido con un traje al corte y una escopeta. Así es como Lewis quedó en la oscuridad pese a ser guionista y terminó dibujando postales (de hecho poca gente sabe que llegó a escribir guiones para la serie Doctor Who que no se usaron por ser demasiado "negros"). Y este año a punto ya de finalizar, nos llega Carter a las librerías provocando pasiones entre los aficionados al género.
En este libro Carter deja el smoke, es de suponer que habla de Londres, para volver a una de esas ciudades anónimas industriales del norte de Inglaterra. Su hermano Frank ha fallecido al precipitarse con el coche por un acantilado en un evidente estado de embriaguez. Y Jack sabe que su hermano no bebe, ni haría jamás algo así. Con este punto de arranque se planta en una ciudad dominada por un tal Cyril Kinnear y nos presenta a Doreen, la hija de su hermano, y a Margaret, su amante. Lewis nos desgrana una historia con dos hermanos, a través de los recuerdos de Jack, en la que pronto nos quedan claras las diferencias entre ambos y como uno de ellos iba claramente encaminado hacia una vida poco o nada respetuosa con la ley.
La novela tiene un estilo propio y muy personal marcado por frases cortas que se suceden de una forma a ratos casi telegráfica. El resultado es un ambiente casi hostil, masculino, que nos obliga a pensar en las calles sucias de una pequeña ciudad y en un Carter astuto que busca la debilidad de las personas con solo una mirada y que tiene más de depredador que de persona. Ni siquiera cuando nos plantean la posibilidad de que Doreen sea su hija, parece importarle demasiado. De este modo Lewis lo convierte en un tipo duro que no necesita la excusa de haberse endurecido con el tiempo y esa sensación se ve reforzada en cada una de las frases del libro. Ahí es justo donde la primera persona cobra su protagonismo real, en cada observación que nos deja el narrador. Cada expresión, cada rastro de violencia de provincias, cobra un significado que va más allá de la lectura, y es el de dibujar al protagonista. Y eso llega a hacernos sentir una cierta claustrofobia. Porque nos damos cuenta de que nos ha encerrado dentro de la mente de Carter. Y eso, no puede ser bueno.
Carter me ha parecido un libro estupendo y cuyo protagonista protagoniza otros tres títulos que me voy a poner a buscar en este mismo momento. No dejéis de echar un ojo... sobre todo si sois aficionados al género.
Pocas son las novelas que quedan a la sombra de sus adaptaciones cinematográficas, pero es cierto que no siempre se cumple eso de "es mejor el libro que la película". De hecho, y así sin darle muchas vueltas, recuerdo que me gustó infinitamente más "El club de los poetas muertos" en su versión cinematográfica. Y vosotros, ¿recordáis películas que os gustaran más que la novela?
Gracias.