Revista Cultura y Ocio

Casa de Campo, 1937

Por Antoniobarba
Casa de Campo, 1937

Búnker de la Casa de Campo (http://disfrutandodemadrid.blogspot.com.es)

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Búnker de la Casa de Campo

De las múltiples heridas que surcan la tierra yo prefiero las que hacía con el arado para labrar el campo que me mantenía en Castilla. Detesto estos andurriales de las afueras de Madrid, con este sol de plomo, este calor asfixiante y el enemigo apuntando. Ayer mataron a Basilio: cayó como un conejo al que le hubieran propinado un golpe seco. Somos cientos, miles, de soldados, tirados entre estos árboles y estas lomas, viendo silbar las balas y detonar las bombas. De cuando en cuando cae uno de los nuestros, o uno de los suyos. Qué más da. Yo ya no sé de quién soy, de quiénes somos, presos como estamos en estas trincheras cavadas alrededor de los cerros de lo que llaman Casa de Campo, cautivos de la locura de una guerra sin fin, en la que muchos no quisiéramos estar. Qué cosas tienen los de ciudad, llamar “casa” a esta inmensa finca sin puertas, ni ventanas. No me siento de ningún bando. Me siento de mi pueblo, en donde me reclutaron para traerme aquí y llenarme de miedo, de piojos y de mugre. Una nube negra, la misma que, me temo, se cierne sobre España se ha apoderado de mi mente y no me deja ver más allá de la mirilla de este fusil que pesa como un muerto y apenas sé cómo manejar. Sí, este es el momento en el que uno, por insignificante que sea, siente el peso de la historia sobre sus hombros, de una historia trágica de España que ojalá nunca se vuelva a repetir.


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