Hace algunos meses, durante mi estancia en Caudete, tomé estas fotografías de una casa de campo en ruinas junto al talud de las vías del futuro AVE Madrid-Alicante.
Uno no puede dejar de sentir una especie de placer arqueológico cuando descubre este tipo de ruinas y se decide a explorarlas. Cualquier objeto encontrado, por nimio que sea, hace que te preguntes por su historia, por sus habitantes, por las experiencias allí vividas...
Yo, en el momento de tomar estas fotografías, me acordaba de los versos de Gastón Baquero:
Hoy he vuelto a la casa donde un díami infancia campesina conocierael pavor y la extraña melodíade encontrar otra vez lo que muriera.
Ya nada atemoriza, nada alterael ritmo de la sangre. Aquí vivía(cuando era mi vida primavera)la que a los niños en dioses convertía.
Vacío el caserón, rotas las jarras que las rosas colmaron de belleza,en vano vine en busca de mí mismo:
todo es inútil ya, perdidas las amarras,y vencedoras las ruinas, es la pobrezala única rosa nacida en el abismo.