Revista España

Casa Revilla. Cuatro décadas difundiendo cultura.

Por Vallisoletvm @vallisoletvm
Casa Revilla. Cuatro décadas difundiendo cultura.
La historia de esta casona la reconstruye de forma minuciosa Jesús Urrea, doctor en Historia del Arte, quien ha fijado su mirada en esta joya
urbanística en diversas publicaciones, como Arquitectura y Nobleza. Casas y Palacios de Valladolid. Allí repasa el devenir de esta propiedad que hunde sus raíces a mediados del siglo XVI, cuando el terreno perteneció a Juan y Fernando, los infantes de Granada, hermanastros del rey Boabdil. Sería el primero de ellos, Juan de Granada, quien se quedó con la propiedad en 1570, cuando los dos hermanos hicieron reparto de sus propiedades en Valladolid. La heredaría después su hijo y la casa perteneció al patrimonio familiar hasta su venta en 1608. Vivió así unos años de esplendor entre 1601 y 1606, cuando Valladolid fue la capital de la corte y durante una temporada albergó en sus habitaciones a Catalina de Erauso, quien pasaría a la historia como la monja alférez, quien durante siete meses y después de escaparse del convento sirvió en la corte disfrazada de varón (con el nombre de Francisco de Loyola) y como paje del secretario del rey.
Juan Agapito y Revilla, en su libro Las calles de Valladolid, explica que durante esta época la calle se conocía como de las Angustias, puesto que aquí se encontraba la cofradía de este nombre. «Cuando a principios del siglo siguiente (el XVII) se pasó la cofradía al edificio nuevo de la plaza del Almirante, empezó a titularse aquella como calle de las Angustias viejas». Sin embargo, y poco a poco, se fue perdiendo este nombre y se empezó a conocer como la calle de la Torrecilla, por el voladizo que tenía esta Casa Revilla. Este nombre de Torrecilla ya aparece en el plano de Ventura Seco de 1738, aunque el bautizo oficial no llegaría hasta mayo de 1842 (justo cuatro años antes de que se desmontara el torreón). Ycon este nombre ha llegado hasta el callejero actual.
Casa Revilla. Cuatro décadas difundiendo cultura.
Pero, ¿qué pasó con la casa? Habíamos dejado su devenir histórico a principios del siglo XVII. Las escrituras de propiedad consignarían que en 1608 la vivienda perteneció a Luis Mercado y su esposa Leonor de Peromato, quienes transmitieron el palacio a su hija Juana de Mercado, casada con Pedro Antonio de Velasco y Fajardo, caballero de Santiago.
Los escritos de la época se referían a ella como la Casa de los Velasco, ya que durante buena parte del siglo XVII y XVIIIl a propiedad se asoció con esta estirpe, con propietarios como Pedro Silvestre Velasco Chacón y Fajardo (corregidor de Medina del Campo)y, a su muerte, en 1742, su prima Josefa Velasco.
¿Cuándo pasó a conocerse como Casa Revilla? Fue en el momento en el que los marqueses de Revilla emparentaron con los Velasco. La certificación concreta está fechada en 1749. De ese año data el catastro de Ensenada y ya aparece como propietario de este palacio Toribio de Gasea, marqués de Revilla y embajador de España en la corte de Parma. A comienzos del siglo XIX,el propietario era el marqués de Revilla y Aguilares y el relato de Urrea se convierte en este punto en una suerte de reportaje del colorín, lleno de aristócratas que emparentan entre sí. Los marqueses de Revilla se unirían a con los condes de Cancelada (todavía hay quien conoce con este apelativo a la Casa Revilla) y después, la sexta condesa de Cancelada, María Francisca de Paula de Tovar Reguera y Colmenares, se casó con el primer marqués del Duero, el general Manuel Gutiérrez de la Concha. Y sí, entre sus muchas propiedades estaba la Casa Revilla. Así hasta 1852, año en la que el rector de la Universidad, Manuel de la Cuesta, compra el edificio, hace obras para su total rehabilitación y alquila varias habitaciones. Estamos ya en 1857. Cuando el rector muere, la propiedad pasa a manos de su hija Dolores de la Cuesta y Polanco, casada con Francisco de Cossío y Salinas. Y comienza la historia de los Cossío en esta casona.
La familia Cossío
Francisco Cossío y Salinas era el abuelo de Francisco de Cossío Martínez-Fortún (1887-1975), quien fue director del Museo Nacional de Escultura y también de El Norte de Castilla (entre 1931 y 1943). El inmueble permaneció en manos de la familia Cossío hasta ese año 1982 en el que lo compró el Ayuntamiento  para destinarla a sede de la "Casa de Cultura", albergando en la actualidad una biblioteca, sala de exposiciones y otras dependencias.
Fuente: https://www.elnortedecastilla.es/valladolid/201410/20/treinta-anos-cultura-casa-20141019110308_amp.html

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