Revista Opinión
Terminó la carrera por la presidencia pepera. Y ganó, a pesar de insistir en la regeneración, quien ha manifestado volver al pasado, anhelando a Aguirre, Aznar y Fraga.
Eso sí, es joven. Un joven que siguiendo pasos de sus mentores nos puede llevar a gobiernos llenos de corruptos o a cantar el “Viva la muerte”, o a la más absoluta involución o a la recreación de otra burbuja inmobiliaria. Un joven, viejo de ideas, que prefiere volver a las esencias de un partido corrupto y más de derechas que el grifo del agua fría.
Derecha dura y pura, por no decir extrema. ¿Habrá quién dude de que la extrema derecha está instalada en el Partido Popular, después de haber escuchado a este joven tan reaccionario?
Por si fuera poco lo de sus antecedentes peperos, sus padrinos del partido, Hemos podido constatar que Pablo Casado, en su carrera hacia Génova, ha sido apoyado por Vox, FAES y Hazte Oír. Tres organizaciones que se disputan la voz cantante de la Extrema Derecha española. La social, la económica y la religiosa. Para ellas, según el líder de Hazte Oír, se abre una puerta a la esperanza.
Por si fuera poco, el joven Casado ha manifestado también su reacción negativa ante los movimientos por la igualdad de género y por la defensa de las pensiones, que han sido las dos actividades que han llenado las calles de nuestras ciudades.
Podemos añadir más cuestiones que le acercan y le colocan en el extremo ideológico de la derecha. Como el desprecio más absoluto a la Memoria Histórica, a la que ya anteriormente había denostado y que hoy dice que es el monotema de los carcas. Para él, el Valle de los Caídos hay que dejarlo como está, o sea como ensalzamiento del franquismo, y también ha comentado que no gastaría ni un euro para exhumar a Franco.
Todo esto lo dice quien dijo que su principal objetivo es refundar, regenerar y renovar el Partido Popular. ¡Pues qué bien! Refundar, desde luego, si se trata de volver a fundar sus esencias, las que imprimió Fraga. Regenerar, también, si significa volver a generar ilusión entre la derecha más ultra. Y renovar, puede, si se refiere a ponerse a la altura de los nuevos partidos de la derecha montaraz que se está imponiendo en Austria, Hungría, Dinamarca, etc.
Eso sí, prepárense ustedes a ver banderas en los balcones. Porque de ello ha hecho, el tal Casado, un argumento de peso, repitiéndolo hasta la saciedad. Él quiere una España de balcones y banderas, supongo que no le importarán si lleva puesto la gallinácea.
Éste es el nuevo líder ‘moderno’ del PP, que pretende dejar a Rajoy a la izquierda. Un líder más parecido, en sus convicciones, a Le Pen que a Macron, al Tea Party que al Liberalismo, al Negacionismo que a la Verdad histórica.
Un tipo que piensa luchar para prohibir el aborto y para que no se legalice la eutanasia.
Volcado contra Cataluña, a la que quiere ‘reconquistar’. Amigo de elevar a la enésima potencia el 155. Y si es preciso, sacar los tanques, que para eso los tenemos pagados y se los ha dejado su amiga Cospedal a mano y nuevos.
Y yo me pregunto, de forma ingenua: ¿Qué pasaría si a este derechón le imputan por la cuestión del Máster y de su currículo exprés y a medida? ¿No sería divertido? ¿Qué haría el PP? ¿Qué haría Ciudadanos?
Veremos si todo lo dicho ha sido una pose. Mejor dicho, espero no verlo, porque eso significaría que habría ganado las elecciones, algo contra lo que debemos luchar desde ya. Lo único que le faltaba a España sería un tipejo como éste.
‘Casado y cierra España’
Salud y República