Ya hacía mucho tiempo que Casanga era un destino de la Ruta de los Cerros, pero por circunstancias ajenas no teníamos la oportunidad de visitarla. Comenzando el mes de agosto no demoramos mas nuestra visita al lugar que da nombre al gran valle que sustenta con maíz, poroto, maní, etc, a gran parte de la población rural del Cantón Paltas.
Por la diferencia de altura entre Catacocha y el valle l a temperatura se hace opuesta en tan solo 20 kms de distancia, pasando de los agradables 16º a rondar los 30º en apenas 30 minutos de transporte hasta llegar a la mencionada parroquia, sede de unas lomas inmensas repletas de ceibos en el desvío de entrada hacia la población desde la vía a Macará, que hacen inconfundible la identificación para dirigirse a una Casanga que nos recibe dormida en su limpia y bien cuidada Plaza Central.
El cerro Huaco y el Chamba surgen como amenazantes guardianes que para cualquier amante de las caminatas se le hace difícil no sucumbir a sus encantos para avanzarlos hasta la cima, y como no podía ser de otra manera la visión de coronarlos se nos hizo irresistible. ¡Decisión tomada y para arriba!.
Una subida muy exigente por camino de herradura con pendientes bastante prolongadas que hizo que mas de uno necesitáramos descansos mas frecuentes, pero que hizo la coronación una recompensa que hace olvidar el gran esfuerzo que se realiza, mereciendo la pena la visión desde lo alto de un paisaje privilegiado observando la linea del horizonte presidido por el Pisaca, que deja ver esplendorosamente lugares que aún no conocemos como la aldea de San Francisco, Suanamá o el cerro Cango, así como parajes donde ya hemos ido, dejando ver una perspectiva diferente de Lauro Guerrero, Yamana, el norte de la gran peñasco donde reside Catacocha... incluso se observó el famoso cerro Ahuaca en la vecina Cariamanga. En la parte suroeste la visión del punto mas alto de la provincia se hace mas que presente con la majestuosidad del cerro Huachahurco de Guachanamá.
Dos horas de subida lenta y laboriosa resultan hasta llegar a la cima del cerro Chamba, no sin antes bordear el aperitivo del cerro Huaco a la mitad de la ruta, repleto de maizales que sus cuidadores acceden por el mismo sendero-quebrada mediante la ayuda animal, sobre todo del burro y el caballo.
Desde la piedra de la virgen, lugar de tradiciones anteriores festivas de los moradores, ahora ya extintas, iniciamos el descenso sin rumbo aparente separándonos del sendero original para explorar nuevas vías que nos producen sensaciones inmejorables aunque desconocidas, tomando el campo a través como momento de aventura exploradora, descubrimos varias vertientes en el cerro de nacimientos de un agua limpia y fresca que sirvió de obligado reconstituyente al esfuerzo aún mas exigente si cabe en la bajada, pues el cansancio ya hacía mella creando la sensación de vivir antiguas leyendas que afirman la posesión del Huaco a sus caminantes prolongando la bajada a 3 horas.
El chivo al hueco que nos recompensó la casa de doña Celia fue la mejor forma de departir la tremenda experiencia vivida de, sin lugar a dudas, la ruta mas dura realizada hasta ahora por unos caminantes que no desfallecen en enseñar y promocionar las bondades de una zona privilegiada para el senderismo y la aventura.
Desde Catacocha, en carro o autobus, dirección Vía Macará a la distancia de 25 kms se encuentra la entrada hacia la población de Casanga.
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Empanadas de verde, comiendo y disfrutando