Desde que adentré en esta odisea madrileña han sido varias las construcciones que me he topado y que responden a un mismo perfil, de aspecto rústico y misterioso. Yo las he bautizado como “Casas de Cuento” y es que parecen sacadas de algún relato infantil. ¿Las conocemos?
Repartidas por Madrid se encuentran (o encontraban) estas curiosas construcciones, al toparnos con ellas es fácil sentirnos como Hansel y Gretel deambulando por el bosque. Ya no gozan de la salud que tuvieron en su origen pero siguen teniendo un encanto único y arrebatador.
Casa de la Vieja: Fue la primera Casa de Cuento que descubrí en Madrid. La encontré en mi primera visita al Parque del Capricho, un espectacular espacio de 14 hectáreas en la Alameda de Osuna que, como su nombre indica, sorprende al visitante con inusuales y originales “caprichos” repartidos por todo el recinto. Uno de los más solicitados es la Casa de la Vieja. Yo nada más verla, perdida en mitad de la vegetación, me vino a la cabeza la casa de la bruja que tantas veces aparecía en los cuentos que nos contaban de pequeños.
Con esta rústica construcción de piedra, levantada entre 1792 y 1795, como bien leí, sus pudientes creadores “jugaban a ser pobres”. Imitando a una casa de labranza, la ‘Casa de la Vieja’ era un guiño a ese mundo humilde y con el que, seguramente, tan poco se relacionaban.
En la actualidad se encuentra vacía pero en su día sus paredes estuvieron llenas de aperos de labranza y las estancias decoradas con muebles y objetos. Además, para añadir más realismo, había varios autómatas, como el de una anciana hilando o el de un campesino. Hoy nada queda de aquello, pero el conjunto que forman su bonita huerta y la agradable casa hacen que sea una de las postales más bonitas de este sugerente parque.
Chalé del Corcho: En los Jardines del Campo del Moro encontramos esta peculiar y simpática construcción pero que también desprende una interesante dosis de misterio. Otro retazo romántico obra del arquitecto y jardinero Enrique María Repullés, en 1898,.
Tiene aspecto de un pequeño templete, con planta octogonal, y lo más característico es que está en buena parte construido (cubierto) de corcho, de ahí su nombre. A lo largo de su perímetro cuenta con varias vidrieras de colores que nos permiten contemplar su alma vacía. En su parte superior una techumbre con ramas que parece más propia de una cabaña del bosque. Hace poco, cuando por fin me aventuré a conocer el Campo del Moro, me apresuré a buscar este mágico lugar, que ya conocía por foto, y tuve la sensación de estar ante todo un Secreto de Madrid por su desconocida existencia. Una pena, como en tantas ocasiones, su estado de conservación.
Casa del Pobre y del Rico: El siempre sorprendente Parque del Retiro también fue el entorno de una de estas edificaciones aunque en este caso, ya no podemos disfrutar de ella puesto que fue derribada cerca de 1960. No obstante, nos han llegado diferentes fotografías que demuestran su finiquitada existencia.
En la actual Plaza de Galicia, Fernnado VII mandó levantar una de estas coquetas casitas, llamada “La Casa del Pobre y el Rico”, una vivienda rústica de dos plantas que mostraban un tipo de vida bien diferenciado en cada una de ellas. Toda cubierta de piedras y troncos, la planta primera, decorada con gusto y mobiliario fino, mostraba el estilo de vida de unos indianos llegados de Cuba, mientras que la planta baja, de aspecto mucho más humilde, nos dejaba ver el día a día de los trabajadores del campo.
Esta curiosa construcción contaba con la presencia de unos autómatas, tanto de los indianos como de los campesinos, para hacer más creíble la representación. Después de que el Retiro pasase a dominio público, la Casa del Pobre y del Rico siguió funcionando como atracción infantil hasta antes de caer en el olvido y desaparecer.