Varias son las posibilidades de sendero para llegar hasta estas hermosas cascadas del Hervidero, ninguna tiene señalización. Sin embargo, siempre podemos guiarnos por quienes han hecho este viaje antes que nosotros. En la vida, en las ideas, en tantas cosas nos podemos guiar y nos guiamos por otros que han recorrido el camino antes que nosotros!
Cascada del Hervidero
Jose y yo, hicimos el camino más breve, camino que se puede hacer con niños y cualquier persona de poca resistencia. Así aparcamos el coche en el polígono industrial El Raso, al lado de una gran superficie de venta de alimentos en calle Madrid, 40 de San Agustín de Guadalix.
Cruzamos el puente por la carretera y de inmediato nos adentramos en un sendero hacia la derecha, siempre a orillas del río Guadalix. El sendero se encañona enseguida entre el agua con abundante vegetación y unos farallones de arenisca a nuestra izquierda que desprenden tierra y alguna piedra de menor tamaño. El sendero esta mañana es un mullido suelo mezcla de hojas y barro.
Es el camino del Brincadero. Más adelante se abre en un valle amplio poblado de encinas y enebros. Suena el agua entre recodos y pequeñas cascadas. Nos detenemos con frecuencia hora para admirar un grupo de colmenas, hora para fotografiar algún arbusto, hora para contemplar las viejas edificaciones del Canal de Isabel II.
Un enebro cargado de frutos.
Mi corazón camina con el cielo azul que espera primaveras con rojas flores de encendidas vivencias en las madrugadas de todos los tiempos. Los árboles hoy amarillentos en sus hojas y con la savia dormida y dudosa recogen susurros del aire envueltos en suspiros enamorados, en recuerdos y proyectos, en sonrisas serenas.
Camino despacio por esta sinfonía sosegada que se me ha metido en el alma esta mañana de otoño camino de las cascadas del Hervidero en el río Guadalix; se me ha metido en el alma como la música de Tchaikovski siempre grandioso y accesible. Mi corazón palpita con su Marcha Eslava y pienso que Tchaikovski es una magnífica opción para entrar en la llamada música clásica y no abandonarlo ya nunca. Con él camino junto al río por estos prados entre pequeñas montañas.
Junto al río abundan chopos, sauces, alisos; en la pradera, donde hozan los jabalíes, crecen encinas, enebros, majuelos que me traen recuerdos de niñez en Acisa de las Arrimadas cuando corríamos jugando al escondite por la amplitud de Las Matas en las tardes de otoño bajo el cálido sol de plata.
Nos sigue desde hace rato un petirrojo curioso y travieso, con su piar parece que nos reta a caminar más deprisa pero nosotros en la montaña entramos siempre en senderos de pausa; se asoma la oropéndola con vuelos rápidos y escurridizos antes de esconderse entre las ramas; las lavanderas saltan delante de nosotros con el constante movimiento de su cola larga y la avispada mirada capaz de observar todo el entorno en una vista rápida.
Construcción del canal después de cruzar el puente de piedra. Unos metros más allá, la carretera dará una fuerte curva ascendente a la derecha, nosotros seguiremos el camino sendero que desciende hacia el río.
En la zona del Charco del Aliso, salimos a una antigua carreta desvencijada que sirve para el cuidado dela infraestructura del Canal de Isabel II. Unos metros más allá cruzamos el puente sobre el río Guadalix y enseguida encontramos a nuestra izquierda otra estructura del Canal. Unos metros más adelante abandonamos la vieja carretera y seguimos el camino que baja en dirección al río.
Esta es la escalera de piedra que desciende hasta las cascadas del Hervidero. Los ojos del puente forman parte de otra infraestructura del Canal de Isabel II.
Pronto llegamos a las cascadas. Hemos de descender por una escalera de peldaños de piedra. Hemos escuchado sonidos agua durante todo el trayecto, ahora también lo vemos caer con mansedumbre formando una charca de paz y sereno reposo que mece las adormecidas aguas.
CASCADA DEL HERVIDERO
De regreso, cruzamos un puente de madera para dejar el río a nuestra derecha y entrar en el polígono por un área recreativa a la que llaman Laguna de Los Patos. Los chopos, los alisos, los sauces tienen aquí un aspecto de desaliñada fantasía, de vegetación agreste y cercana.
Javier Agra