Durante el año 2019 se han registrado, según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), un total de 37.778 casos de reacciones adversas a los medicamentos (RAM). De ellas, un 38% se notificaron a través de los Centros Autonómicos de Farmacovigilancia (SEFVH) y un 62% a través la industria farmacéutica. Esta cifra es un 8% menor que la del año previo. Las muertes no nos las cuentan.
Los casos graves, según el informe anual de la Aemps, son exactamente la mitad de los notificados, es decir, cerca de 19.000. Pero recordad lo que hemos comentado en muchas ocasiones, que existe infranotificación de efectos secundarios provocados por medicamentos o productos sanitarios. Que la mayor parte de esos daños sea notificada por la industria fabricantes de fármacos nos da idea de ello. Y que sean los profesionales sanitarios quienes en segundo lugar advierten de esas reacciones adversas abunda en lo mismo.
En suma, la población es la que padece los daños provocados por los efectos indeseados de los tratamientos pero apenas lo advierte a las autoridades sanitarias cuando sucede, sólo un 6% de las personas lo hicieron en 2019.Y mira que es fácil pues sólo hay que entrar en la web www.notificaram.es y rellenar un formulario.
La tasa de notificación global se estima en 80 casos por cada 100.000 habitantes. Si observamos los datos, un 14% de los 14.287 casos notificados describieron RAM desconocidas para el medicamento que se consideró sospechoso, tomando como referencia su ficha técnica.
Las notificaciones graves además de desconocidas fueron un 8%, más de 3.000 las sufrieron. Estos casos tienen gran valor para la generación de señales y son revisados exhaustivamente por los técnicos de farmacovigilancia de la Agencia de Medicamentos. Lo que no nos cuentan es cuantas personas fallecieron tras la ingesta del medicamento.
Advierten de lesiones por tratamientos médicos más mujeres que hombres, algo que se refleja por ejemplo en que la mayor parte de las clientas de nuestro Bufete Almodóvar & Jara, especializado en daños provocados por tratamientos sanitarios, son de género femenino.
Los efectos secundarios más frecuentemente notificados durante el año 2019 fueron las relacionadas con trastornos gastrointestinales, dermatológicos y del sistema nervioso.
Un trabajo co-firmado por Mariano Madurga, una de las personas más comprometidas con el seguimiento en nuestro país de los fármacos tras su comercialización y que trabajó en la Agencia Española de Medicamentos, se titula Farmacovigilancia de las vacunas: cómo identificar nuevos riesgos y está publicado en la Revista pediatría de atención primaria.
Él argumenta que sólo un porcentaje bajo de reacciones adversas del total producidas son notificadas (en este caso se centra en las vacunas pero es algo que podemos hacer extensible al resto de tratamientos médicos sin temor a equivocarnos).
El problema de percepción del posible daño de las vacunas y los fármacos en general viene dado, como se indica, por la no notificación del mismo. Se estima entre un 2% y el 20% la infranotificación de daños medicamentosos, dependiendo de los países. Es un problema humano en el que autoridades, laboratorios, profesionales sanitarios y ciudadanía debería comprometerse para conocer la verdadera seguridad de los medicamentos y evitar muertes y graves efectos adversos.
A la agencia ya le podíamos exigir más transparencia pues no se entiende que no informe sobre las muertes provocadas en 2019 por fármacos, cuando por ejemplo en sus boletines mensuales, en el apartado de «seguridad» sí que da fe de fallecimientos asociados a medicamentos.