Revista Espiritualidad
Si el alma fuera un cuerpo, no sería posible vivir. Seríamos cadáveres pudriéndose en el olvidocabezas rotas al no hallar dónde reclinarse, un rostro sangrando disparates propios y ajenospechos marchitos e inflamados de pérdida, que supuran los restos de corazones pisoteados por un ejército de amor no correspondidoy cenizas de pulmones secos por una ráfaga de amenaza,rodillas y pies triturados de tanto andar hacia ninguna parte.
No seríamos más que un despojo de vida, Un experimento aberrante sin conclusión ni sentido,Festín de buitres y miseria.
Por eso es quizá mejor que se mantenga intangible,resistente a toda ciencia y análisis, pero capaz de mutar su forma;aunque al estar enredada su sustancia entre los nerviosel dolor sea inequívoca y venturosa señal de su presencia.