Revista Salud y Bienestar
La incidencia de cáncer entre los pacientes que se han sometido a un trasplante es entre dos y cuatro veces superior a la población general. El uso de medicación inmunosupresora para prevenir el rechazo favorece la 'labor' de ciertos virus capaces de causar cáncer; aunque el de piel es el diagnóstico más habitual. Una buena vigilancia para detectarlos a tiempo cobra cada vez más importancia.
El riesgo de desarrollar un tumor aumenta proporcionalmente con el paso del tiempo, desde el 4% en el primer año después de recibir el nuevo órgano hasta afectar a casi la mitad de los trasplantados pasadas dos décadas del injerto. La buena noticia, como han resaltado hoy en Madrid varios especialistas en la materia, es que la mitad de estos tumores son de piel, lo que significa que tienen un buen pronóstico y que son susceptibles de una adecuada prevención.
"Los tumores sólidos más habituales en los trasplantados no son los mismos que en la población general", ha explicado el doctor Nicolás Manito (jefe de Cardiología en el Hospital de Bellvitge de Barcelona) en el marco de la XI edición de Aula de Trasplantes de Órganos Sólidos (ATOS) organizada un año más por la Cátedra UAM-Roche.
Eso quiere decir que la incidencia de cánceres como el de mama, próstata o colon es prácticamente idéntica; mientras que aumentan sobre todo los casos de cáncer de piel y carcinomas de origen vírico, como ciertos linfomas, tumores anogenitales (ligados al virus del papiloma), sarcomas de Kaposi o tumores hepáticos (vinculados a los virus de la hepatitis).
"Gracias a la inmunosupresión hoy en día hemos logrado superar la mayoría de episodios agudos de rechazo", ha explicado por su parte el doctor Josep María Campistol, director del Instituto de Nefrología del Hospital Clínic de Barcelona; "en cambio tenemos que aprender a hacer frente a complicaciones más tardías". Y el cáncer es la principal de ellas.
Al margen de la inmunodeficiencia que favorece los tumores ligados a virus, ciertos hábitos de vida y condiciones personales también pueden favorecer el diagnóstico oncológico. Por ejemplo, en trasplantados de corazón, el de pulmón es el tumor más habitual años después de la cirugía; en la mayoría de los casos por antecedentes de tabaquismo.
"Tener antecedentes personales o familiares de cáncer, el tabaquismo o una infección crónica son algunos de los factores de riesgo que aumentan las probabilidades de sufrir cáncer después de un trasplante", añadía en rueda de prensa Valentín Cuervas-Mons, jefe de la Unidad de Trasplante Hepático del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
A pesar de tener un mal pronóstico (en trasplantados de corazón el cáncer es la tercera causa de muerte), los especialistas reconocen que una estrecha vigilancia, y el uso de ciertos inmunosupresores de segunda línea están ayudando a normalizar cada vez más este panorama.
**Publicado en "EL MUNDO"
El riesgo de desarrollar un tumor aumenta proporcionalmente con el paso del tiempo, desde el 4% en el primer año después de recibir el nuevo órgano hasta afectar a casi la mitad de los trasplantados pasadas dos décadas del injerto. La buena noticia, como han resaltado hoy en Madrid varios especialistas en la materia, es que la mitad de estos tumores son de piel, lo que significa que tienen un buen pronóstico y que son susceptibles de una adecuada prevención.
"Los tumores sólidos más habituales en los trasplantados no son los mismos que en la población general", ha explicado el doctor Nicolás Manito (jefe de Cardiología en el Hospital de Bellvitge de Barcelona) en el marco de la XI edición de Aula de Trasplantes de Órganos Sólidos (ATOS) organizada un año más por la Cátedra UAM-Roche.
Eso quiere decir que la incidencia de cánceres como el de mama, próstata o colon es prácticamente idéntica; mientras que aumentan sobre todo los casos de cáncer de piel y carcinomas de origen vírico, como ciertos linfomas, tumores anogenitales (ligados al virus del papiloma), sarcomas de Kaposi o tumores hepáticos (vinculados a los virus de la hepatitis).
"Gracias a la inmunosupresión hoy en día hemos logrado superar la mayoría de episodios agudos de rechazo", ha explicado por su parte el doctor Josep María Campistol, director del Instituto de Nefrología del Hospital Clínic de Barcelona; "en cambio tenemos que aprender a hacer frente a complicaciones más tardías". Y el cáncer es la principal de ellas.
Al margen de la inmunodeficiencia que favorece los tumores ligados a virus, ciertos hábitos de vida y condiciones personales también pueden favorecer el diagnóstico oncológico. Por ejemplo, en trasplantados de corazón, el de pulmón es el tumor más habitual años después de la cirugía; en la mayoría de los casos por antecedentes de tabaquismo.
"Tener antecedentes personales o familiares de cáncer, el tabaquismo o una infección crónica son algunos de los factores de riesgo que aumentan las probabilidades de sufrir cáncer después de un trasplante", añadía en rueda de prensa Valentín Cuervas-Mons, jefe de la Unidad de Trasplante Hepático del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
A pesar de tener un mal pronóstico (en trasplantados de corazón el cáncer es la tercera causa de muerte), los especialistas reconocen que una estrecha vigilancia, y el uso de ciertos inmunosupresores de segunda línea están ayudando a normalizar cada vez más este panorama.
**Publicado en "EL MUNDO"
Sus últimos artículos
-
Hm hospitales recibe a tres nuevos médicos residentes que comienzan su formación postgrado en los centros del grupo
-
Finaliza el reclutamiento de pacientes para el ensayo fase III de tivantinib para el tratamiento del cáncer de pulmón no microcítico
-
Expertos debaten sobre las nuevas Guías ESC de Insuficiencia Cardiaca (IC) y el manejo del paciente con IC
-
Las Unidades de Manejo Integral de Pacientes con Insuficiencia Cardiaca reducen las visitas a Urgencias entre un 30-60% y los ingresos en un 40%