Casi un cuarto de siglo ha pasado desde que Aznar y González se enfrentaran en aquel cara a cara pactado que moderó Campos Vidal en un plató de Antena 3. Casi un cuarto de siglo después de aquella noche de principios de los noventa, es otra cadena del grupo Atresmedia la que devuelve al formato a una televisión que ya no se ve de la misma manera.
En casi un cuarto de siglo las cosas han cambiado mucho. Los “debatientes” ya no usan chaqueta y corbata. Esta vez van en mangas de camisa ¡y remangados!. Imagino que en la iconografía populista eso debe de dar imagen de trabajador, o no, pero la cosa es que ambos se presentan en mangas de camisa a pesar de que el tiempo no acompaña. No hay más que ver al conductor del programa que los espera a pie de calle -en esto no hemos cambiado- cubierto por una cazadora.
Casi un cuarto de siglo después el escenario ha cambiado. El frío plató televisivo se ha cambiado para la ocasión por un bar humilde, de un barrio humilde, cuya propietaria saca el orgullo para afearles que por allí no pasan ni en campaña. Muy al estilo del programa, no es la primera vez que Évole se cita con un político en un bar, piden sendos cafés con leche. En vaso que eso humaniza al político tanto o más que la camisa remangada.
En este casi cuarto de siglo las mesas separadas se han convertido en una mesa redonda en la que el moderador acompaña a los aspirantes y estos, lejos de crisparse, se sonríen cómplices de que se deben a la cadena que les ha encumbrado y, por eso, esta vez no hay condiciones a la hora de preguntar. El fair play está garantizado.
Casi un cuarto de siglo ha pasado y Presuntos Implicados ya lo auguraban. “Cómo hemos cambiado” cantaban los hermanos Giménez. Pues si, es verdad. Pero solo en la forma. En el fondo todo sigue igual. Del cara a cara, salvo una audiencia envidiable, no hemos sacado nada en claro.
Foto: La Sexta
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