Revista Historia

Casielles Puerta, Torero asturiano y Franc-masón

Por Vguerra
Recojo este viejo post del 2007  para dar de nuevo noticias sobre esta singularidad gijonesa, un torero asturiano, que si ya es raro, a ello se suma que fue un miembro de la masonería. y cuya figura va saliendo del anonimato gracias a diversos trabajos.
En esta ocasión  Francisco García  del Diario La Nueva España  recoge un trabajo de Paco Aguado, en su pregón de la Feria Taurina gijonesa, y que Francisco García recoge  como: “Lo que nos está en los escritos”, y que me sirve para traer esta vieja reseña y dar a conocer otras facetas de Bernardo Caiselles PuertaCasielles Puerta, Torero asturiano y Franc-masón

En las bancadas masónicas de las logias mundiales se han sentado, y aún se sientan, las más dispares personalidades y profesiones: músicos de todo tipo y color: Mozart, Duke Ellington, Louis Armstrong, Mel Tillis: también hubo muchos astronautas que estuvieron en las «Apolo», como Buzz Aldrin, miembro de la logia Montaclair de New Jesey. Y ello sin contar a los ilusionistas, como el gran Harry Houdini, que se inició en la logia St. Cecile de Nueva York, el 17 de julio de 1923. En las artes liberales destacan pintores como Marc Chagall, y no deben olvidarse los aventureros, como el aviador Charles Lindbergh, que consiguió realizar un vuelo sin escalas entre América y Europa, y que pertenecía a una logia de Missouri, la Keystone de St. Louis.

En ese pluridiverso mundo también ha estado y está España, la cual no se ha quedado atrás a la hora de aportar a las logias las más singulares personalidades; bien es cierto que en las logias masónicas españolas había como menos cromatismo, pero no por ello dejó de haber pensadores de la talla de Ramón y Cajal, o músicos como Eduardo Martínez Torner o el maestro Bretón, sin olvidar a los pintores, como Juan GrisJoaquín Sorolla. O nuestro viajero y aventurero por tierras de Oriente: Domingo Badia (Alí Bey).
Asturias ha sido una importante plaza masónica, tanto en el siglo XIX como en el XX; tal vez lo que más primaba en el siglo XIX eran los abogados y los catedráticos, aunque no dejaron de albergar las logias a especialistas del vidrio y la cerámica y a unos cuantos fotógrafos, que han dejado poco rastro en negativos de su paso por las logias. Sabemos que estuvieron en las logias José Bastide, Peinado Alonso Ricardo del Río, entre otros.
En el siglo XX, esa atomización profesional se diversifica, porque se amplia la pirámide profesional y social y las logias se abren a toda nueva gama socio-profesional; aunque en este estadio priman los comerciantes, profesores e intelectuales, el abanico es grande y complejo.Pero en esa multiforme membresía siempre hay un rasgo que la rompe, y eso en Asturias es un personaje de la talla de Bernardo Casielles Puerta. La primera vez que lo encontré en los Archivos de Salamanca, creí que se trataba de un maletilla o novillero de segunda fila, pero después fui descubriendo que el biografiado, que yo tenga conocimiento, ha sido y es el único torero masón, y por si fuera poca tanta excentricidad, a ello se le suma que es de origen asturiano, más concretamente «playu».
No sé cuántos toreros dio Asturias. A buen seguro que debieron ser poquitos, y masones seguro que sólo Casielles Puerta. Nuestro peculiar torero nació en la villa de Gijón el 24 de junio 1893, y aprendió sus primeras letras en el colegio de don Marcelino, en la calle de Numa Guilhou, aunque pronto se fue a Oviedo, pues el trabajo de su padre como maquinista le llevó a esta ciudad, en donde asistió a la escuela de don José, sita en el Campo de la Lana, que, según nos refiere su único biógrafo, Ángel Menéndez, luego se llamó plaza del Carbayón. Su periplo académico concluye en la academia de Armando Ojanguren, que hace unos días celebraba aniversario.
El periplo de Bernardo Casielles, como antes comentaba, lo relata otro curioso personaje, también miembro de la francmasonería: Ángel Menéndez Suárez, iniciado en la logia madrileña Concordia el 9 de diciembre de 1931. Nacido en Oviedo el 19 de julio de 1903, funcionario de la Diputación Provincial, llegó a ocupar el cargo de secretario general de Federación Agrícola Asturiana, fundó y dirigió el periódico «La Voz del Labrador», en el cual firma como Casín de la Casona; como tal le dedica un amplio trabajo titulado «Compendio biográfico de la vida torera del artista asturiano Bernardo Casielles Puerta», que publica en Oviedo en 1971, realizado por la Imprenta La Cruz, de Oviedo. Lo anecdótico del caso es que todo ello se realizó en vida del dictador, el mismo que tanto había perseguido a los masones.
Casielles salta al ruedo por primera vez el 15 de agosto de 1912, durante una corrida que había preparado laSociedad La Chistera; en ella «actuaban Manolete y Cocherito de Bilbao, y sería precisamente en el quinto toro, jabonero de pinta, enmorrillado con unos pitones pavorosos y con una fuerza tal que al tomar la primera vara de Zurito», lo derribó con estrépito contra la barrera, ya cuando el genial Manolete terminaba su quite; saltó el pinturero y elegante Bernardo Casielles, que tras unas buena faena terminó en manos de los «Romanones», cuerpo de seguridad creado por tal político.
Luego sería Pepe Zarazúa, que regentaba la Sociedad Taurina Ovetense, quien le daría la oportunidad en una novillada sin caballos; más tarde volvería a actuar en la plaza de Tetuán de las Victorias, sita en los extrarradios de Madrid, hecho que recoge «El Heraldo de Madrid»: «"El Fenómeno de Gijón" lancea por verónicas superiores, templando y mandando y estirándose como los de categoría». De novillero terció en ruedos de la categoría de la Monumental de Barcelona, en Zaragoza, Valencia y Sevilla, e incluso tuvo como novillero un mano a mano con Sánchez Mejías una tarde en la que tuvo su primera cogida Finalmente, tras un buen repertorio de novilladas triunfales, toma la alternativa en Oviedo el 19 de septiembre de 1920; como padrino tiene a Juan Sáenz, «Salieri II», y de testigo a Juan Luis de la Rosa.
El toro de la masonería le entra al mismo tiempo que triunfa en España y en su tierra natal, y emprende viaje para Méjico. Torea con los mejores: Lalanda, Belmonte..., pero se le hace un vacío, pese a sus éxitos; así aguanta hasta 1924, año en que abandona el toreo.
Abandona el arte de Cúchares, aunque en su mejor período entra en otras artes hiramistas, y como tal se inicia el 1 de junio de 1921 en la logia madrileña Hispano-Americana n.º 379 del Gran Oriente Español, en la misma en que se encontraba Eduardo Martínez Torner,  Daniel Anguiano, siendo Orador de la logia Pedro Rico; el Venerable era Mateo Hernández Barroso, y de secretariado de la logia ejercía José Lescura.Los miembros de la logia, en 1921, eran 56, y entre ellos estaba también el cántabro Luciano Narganes, Enrique Barea, Juan Botella Asensi, o el periodista asturiano Eladio Fernández Egocheaga.
Tras las pruebas simbólicas para iniciarse como masón, toma el simbólico de «Amistad». Un año más tarde se le exalta al grado de Compañero (2.º; 20 julio de 1922), y el 16 de junio de 1923 toma la alternativa como Maestro Masón. Pero la gazuza del toreo le llama, y tras años de ausencia de los ruedos y también de la logia, pues no aparece en los cuadros existentes de la logia comprendidos entre 1926 y 1930, reaparece más tarde, en 1931, en la logia, que lidera Daniel Anguiano (Hispanoamericana n.º 2); entonces sólo contaba con 18 miembros. Su vuelta a los ruedos en la misma época no parece muy afortunada tras los anteriores años de éxitos taurinos, aunque no económicos; de este modo vuelve a tomar parte en una novillada en la que muere un novillero. Definitivamente deja los toros.
El alzamiento le sorprende en Madrid, y según los informes policiales lucha en el frente de Guadarrama, donde resulta herido; a su regreso a Madrid obtiene el grado de capitán. Luego se trasladaría a Barcelona ,donde se le encuentra en la sección de compras de material del Ejército. Tras la caída de los frentes se exilia en Caracas.
Como masón seria encausado por el Juzgado n.º 3 del Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo en el sumario 3º3/1944, que le declara en rebeldía y le condena a la pena de 12 años y un día de reclusión menor y accesorias. En 1959 parece que hay un contacto con la Dirección General de Seguridad para saber si existían impedimentos para la repatriación, que solicita con «derecho a regreso».
El tribunal le contesta en noviembre de 1959, argumentando que en caso de fijar residencia en España con carácter permanente tendría que someterse a la jurisdicción del organismo y al fallo que en trámite de revisión dictase en su día, «todo ello sin perjuicio de las garantías que regulan el regreso de los exiliados». Finalmente regresa a España, donde está al frente del Decanato de Espadas de Alternativa hasta que fallece el 9 de mayo de 1983.
Víctor Guerra.


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