Hay tantos detalles en esta casita de campo que os quedareis embobados mirando cada rincón. El encanto está en los motivos florales en textiles, papel pintado y accesorios, que combinados con paredes blancas, hacen que la casa mantenga ese aire campestre de antaño.
Está casita tiene sólo 60 m², suficientes para escapadas de fin de semana lejos de modernidades y tecnologías y tomar contacto con los orígenes. Está llena de elementos originales como la cocina de leña, la alacena, muebles y carpintería antigua a la que sólo se le ha dado una mano de pintura.
Curioso que a pesar de haber muchos elementos en la decoración, no resulte agobiante ni pesada, sino todo lo contrario, claro que paredes y techos de blanco son el quit de la cuestión. Difícil quedarse con una habitación, ¿la cocina, el dormitorio, la entrada, el jardín? huele a primavera en cada rincón ¡Feliz jueves!
Vía: Stadshem