Tan sólo tenía Luisa cuatro añitos cuando tras la Guerra Civil, tuvo que huir con su madre a las afuera de la capital. De su padre, un desaparecido más del bando vencido,no hubo noticias hace ya algún tiempo, tras una marcha repentina del hogar.
Recuerda como una mañana muy en horas tempranas, con un viejo abrigo y a hombros de su madre Aurora, se abría paso entre los escombros de los edificios derribados y la muchedumbre que buscaba la salida hacia cualquier lugar...
Fueron días, meses y años duros...Luisa se hizo mayor antes de tiempo,apenas supo jugar, pero salió adelante...,Aurora, encontró trabajo de cocinera para unos señores que no la trataron demasiado mal y con lo que ganaba y el cobijo que esta familia le proporcionaba pues iban tirando poco a poco. Un día su madre enfermó y la humildad hizo que la fortuna no hiciera mucho por ellas. Aurora la dejó y Luisa ocupó el lugar de su madre en aquella casa, con el tiempo se enamoró de un jóven el cual traía recados a casa del señor, pasaron las tardes y se casaron...Lleno de sueños abandonó aquel pasado y junto a su esposo abrieron una tienda de comestibles...Allí fueron felices, tuvieron dos hijos: Juan y Manuel, a los que le proporcionaron en la medida de lo posible una humilde y buena educación,siempre repitieron que en ellos, estaban las ilusiones del futuro que no tendría que recaer en el pasado.
Pasaron más días , el blanco y negro pasó al color,llegaron libertades, alegrías, esperanzas: había llegado nuestra democracia, aquel estilo de vida que todos soñaron estaba ya presente.Los niños se habían hecho mayores, Juan trabajaba en una fábrica de coches y Manuel estaba en el extranjero...
Fue un martes, uno más de los que veía su lucha y esfuerzo recompensado,cuando llegaron a su casa unos señores, muy educadamente le mostraron un papel, era del juzgado, le explicaron que su casa ya no iba a ser su casa, que había perdido su hogar, Luisa no entendía nada,llamó a Juan entre nervios y lágrimas,su hijo no pronunció palabra...Al rato se personó donde su madre, pero ya no habia nada, no pudo pasar de la casapuerta... Abajo, Luisa, con dos maletas y poco más, lo miraba...
-Tranquila madre.Todo va a salir bien...Yo lo voy arreglar...
PD:
Estamos orgullosos de pertencer al primer mundo, mientras permitimos que gente como "Luisa" tengan cada noche que dormir en su casita de papel en algun parque o bajo un puente...
¿ Esta es la sociedad con la que soñaron nuestros abuelos?¿ Este es el mundo mejor que imaginaron para nosotros?...
Dedicado a ellos...