Revista Sociedad

Caso Bárcenas: la teoría de los güevos comunicantes

Publicado el 06 febrero 2013 por Javiermanzano @elcharolito

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Hace tiempo preteorizamos aquí en torno a la teoría de los güevos comunicantes que ahora vuelve a estar en primer plano siendo el denominador común la letra P al cuadrado y ese barreño de corrupción amasada que una vez se llamó Gurtel igual que otra fue Filesa y que siempre, como ahora oímos y repetimos, circuló en sobres siendo un tal Bárcenas el cartero de ahora.

El que sea conveniente, e interesante, volver a ella tiene su origen en la llamada que la teoría en sí nos hizo, aunque lo mismo lo oímos pero no escuchamos, entre los pasados sábado y lunes. El 2 Rajoy clamó travestido de monitor de plasma (sin que nadie investigara si fue realmente Rajoy o si fue la tele que le imitaba) que todo este (pen)último escándalo (que parece tocarle en el mismo corvejón) es… en dos palabras como Jesulín… “es falso”. En Berlín, apenas 48 horas más tarde, y con la pájara a su vera, el mismo señor, destravestido ya de tele, clamó “es total y absolutamente falso, salvo alguna cosa que es lo que han publicado los medios de comunicación”. Gloriosa frase para desgüevarse pero…, ¿qué pasó en esas apenas 48 horas para pasar de la afirmación tajante a la matizada con (¿intencionada?) torpeza?

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Sólo él y sus güevos lo saben pero no es estrictamente política ficción suponer o imaginar una y cien aplicaciones de la arquitectura del pinzamiento de la clara y la yema en ese espacio de tiempo. Si recuerdas, cuando todo esto estalló la cantinela fue “no me consta” (o sea el artículo 1 de la comunicación política) que es la versión fina del ni sí ni no, y de ahí se pasó, casi instantáneamente, al “por lo que yo sé” que sería la versión fina del “pío pío”. A partir de ese momento se puso en acción la teoría de los güevos comunicantes, toda vez que el “sálvese quien pueda” no tiene cabida por falta de efectivos, que es algo tan simple como que, puesto que la función hace al órgano y de tanto hacerlo se convirtió en vicio, todos se tienen cogidos por los güevos unos a otros y otros a unos de tal forma que si tú me aprietas yo aprieto a este que terminará apretándote a ti sin que puedas descartar que también yo te apretaré. Y eso de manera exponencial con forma de bucle sin fin.

En definitiva, que cuando alguien contó lo de las cuentas suizas del señor sobres éste sintió un pellizco en su güevera y de inmediato sus dedos se le hicieron huéspedes frente a tantos güevos a los que pinzar y les hizo entrar en acción empezando a recordar y lógicamente aventar aquellas

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experiencias de sobres y sobrecitos. Y como según él iba apretando, los apretados se aprestaron a hacer lo mismo y apretar, pues ahora estamos en esa fase de todos nos tenemos cogidos por los güevos y si uno aprieta aprieta el otro desatándose una reacción en cadena, ríete tu de la ciclogénesis, que daría para montar una macro cadena de tascas como esa de Córdoba que hace tortillas de palmo y medio de altura.

Y en esas estamos y más y peor aún que estaremos con lo que échate mano al güeval no sea que sobre para ti no haya pero pellizcos sí puede ser que sobren como para repartir.

A cuidarse!!

 


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