Coimperial Ltda., es una compañía transportadora con la figura de cooperativa, administrada por un Consejo de Administración conformado por Cinco miembros principales y cinco suplentes; cuenta con una Junta de Vigilancia y un Gerente que hace también las veces de representante legal.
teralmente su contrato de trabajo.
La Empresa desde su fundación ha sido gerenciala por un Socio de la Cooperativa; fue constituida por un grupo de ex-sindicalistas del antiguo Ministerio de Obras Públicas y Transporte, desaparecido en 1993, como parte del proceso de negociación con uno de los sindicatos más poderosos de la entidad. Le fueron adjudicadas rutas, horarios y capacidad transportadora, por encima de las normas reglamentarias para tal fin, con ventajas competitivas sobre los demás competidores en los corredores adjudicados, en la Sabana de Bogotá y sus alrededores para atender el nutrido mercado metropolitano.
La empresa estaba conformada por 60 socios, de los cuales solo 30 tenían vehículo y eran quienes según los estatutos tenían derecho de pertenecer a la cooperativa; sin embargo, continuaban en ella.
La mayoría de los socios propietarios de vehículos estaban endeudados y en dificultades financieras por cuanto las busetas no producían lo suficiente y los aportes a la cooperativa tampoco lo eran para cubrir los costos administrativos.
LOS PROBLEMAS
Los asociados en su mayor parte eran funcionarios burócratas, sin profesión y no entendían muy bien el trabajo que tenían que desarrollar; además de trasladar a la empresa toda su cultura sindical, lo que constituía un desorden y pésima calidad de servicio, además de altos costos de operación ya que el parque automotor era en su totalidad conducido por conductores diferentes a los propietarios, sin control de ingresos, pero el mantenimiento correctivo corría a cargo del propietario. El conductor aprovechaba el desorden y se llevaba la mejor parte del producido.
El Ministerio en desaparición les financió además el 20% del vehículo, otra parte con las prestaciones e indemnizaciones y cerca del 40% con deuda bancaria. La deuda con el Ministerio de trasladó a la Cooperativa, entidad que pasó a ser acreedora de sus asociados.
A finales de 1997, la Asamblea General de Socios, en reunión extraordinaria decidió que se debía contratar un gerente con las competencias en transporte para mejorar los ingresos de la empresa y sus asociados, por lo cual nombraron a un profesional con adecuadas competencias.
De los integrantes del Consejo de Administración, solo el 30% poseían vehículo, los demás se encontraban allí con el propósito de manejar algunas ventajas que le otorgaba estar de Consejero, como tener preferencias en la asignación de rutas y horarios de despacho, fianzas por concepto de combustible ya que la cooperativa tenía en concesión una estación de servicio en una población cercana a Bogotá y préstamos con bajos intereses y largos períodos de amortización.
El Consejo se Reunía todos los Sábados en sesiones interminables que comenzaban generalmente a las 09:00 y terminaban entre las 17:00 y las 22:00, cuando no se alargaban unas horas más; solo se lograban decisiones en uno o dos punto cada vez.
El señor Balanza, integrante de la Junta de Vigilancia insistía desde el comienzo que el gerente debía manejar las cuentas bancarias y las tarjetas de crédito de la empresa que ya tenían un cupo superior a los $10 millones, pero el gerente consideraba que esa tarjeta era innecesaria por su costo y cuando lo fuera, haría las diligencias pertinentes con el banco proveedor.
El señor Balanza a los veinte días de posesionado el nuevo gerente requirió dinero extra, que solo podía ser adquirido mediante la tarjeta ya que la caja menor estaba vacía y no había recursos en los bancos. Era viernes en la tarde y el gerente ya había salido de la oficina, por lo que el señor Balanza asaltó el escritorio del gerente y tomó la tarjeta para hacer uso indebido de ésta, sin saber que no tenía vigencia. En el siguiente Consejo de Administración el gerente hizo el comentario a la Junta, sin que se tomara ninguna determinación ya podría haber sido sancionado por abuso de confianza.
A finales del tercer mes de desempeño del nuevo gerente, ya se habían retirado algunos “empleados de confianza”, quedando Chucho el antiguo jefe de rodamiento y preferido de los Consejeros, y Joaquín el Tesorero, quien parecía ser un empleado responsable. Joaquín le informa al gerente que tenía el presentimiento de que la caja fuerte iba a ser asaltada por cuanto allí, se guardaban los títulos valores que respaldaban las deudas de algunos socios con la cooperativa y preguntaba que debía hacer, a lo que el gerente ordenó de inmediato dejar en custodia esos títulos en el banco donde se tenía la cuenta: Esto ocurrió el día miércoles antes del puente del 12 de Octubre.
Durante el transcurso del puente festivo, la empresa fue asaltada, sus chapas violentadas y se hurtaron algunos implementos de oficina; llamó la atención que abrieron la caja fuerte sin violencia y dejaron todos los documentos que se habían depositado, sin incluir los citados títulos.
LA SOLUCION
En reunión del Consejo de Administración del Sábado siguiente, la mayor preocupación de algunos consejeros era la localización de dichos títulos, de los cuales después de muchos interrogantes al tesorero y al gerente y luego de escuchar varios comentarios de la única socia integrante del Consejo, muy inquieta porque debía más de diez cuotas y corría el riesgo de embargo, inculpó al gerente por el asalto a la empresa, por lo que el gerente procedió a denunciar ante la autoridad competente los hechos. La citada consejera, doña Luisa al temer ser inculpada por la fiscalía, solicitó que el asunto se resolviera internamente, sin denuncias, para evitar escándalos más adelante.
Ante la diversidad de patéticas situaciones, que eran de normal ocurrencia todos los días, el gerente decidió pasar su renuncia con justa causa y dar por terminado unila.
Ing. M.Sc. Edgar Correa -