Pablito quiso venderlo como una conspiración iluminati y que los extraterrestres lo habían violado. Que la policía patriótica lo perseguía y que Villarejo lo espiaba escondido en su armario.
El problema es que le tocó un juez que no era tonto y se dio cuenta que aquello no tenía ni pies ni cabeza.
HistoriaTodo empezó en 2015, cuando a Dina le robaron el móvil en un Ikea, cuando robaba lápices en el Ikea.
Ella denunció el robo, cosa improbable que sucediera en un recinto y que no lo registraran las cámaras de seguridad, pero denunciar una pérdida es mucho más vergonzante. Y eso si hubo robo y no es un invento y fue quien la entregó la tarjeta a los medios y dijo eso como coartada.
Pablo Iglesias quiso aprovechar para erigirse mártir y decir que los hombres de negro lo perseguían y que le espiaban. Aquello le venía de lujo para su discurso victimista de cara a las elecciones.
El juez del caso Tándem abrió una pieza secreta para investigar si el comisario José Manuel Villarejo por esto.
Te voy a azotar hasta que sangres
¡¡¡CHIVATA!!!
Luego resultaría que Dina reconoció que había enviado a otras personas las imágenes de las conversaciones mantenidas en los grupos de mensajería de los que formaba parte. Por lo que no puede probarse que la fuente de OK Diario fuese Villarejo. La fuente pudo haber sido cualquiera.
La abogada de Podemos, Marta Flor, cuenta a los miembros de la dirección de Podemos, a través de un chat de Telegram, que los fiscales le habían propuesto que denunciaran. Seguramente solo fue al que le tocaba la churra.
Pablo Iglesias, tras conocer que el juez acababa de abrir una pieza secreta sobre el “caso Dina”, se personaba como “perjudicado” con un gorro de papel de aluminio diciendo que era una conspiración judeomasónico.
Resulta que la tarjeta llegó a Interviú y no se atrevieron a publicar nada de lo que había y se la dieron a
Iglesias vio las imágenes y decidió quedarse la tarjeta un tiempo, ya que andaba muy ocupado limpiando los 30 baños de su mansión.
Un año después se acordó de la tarjeta cuando limpiaba una estantería y quiso devolvérsela a Dina, pero resbaló con una cáscara de plátano, la tarjeta se le resbaló de las manos, rebotó en el fregadero y se metió en el microondas. Un pájaro manco entró por lo ventana y picoteó el botón de encendido y el aparato se puso en marcha.
Se la devolvió a Dina, pero quemada. La echó de la dirección del partido por chivata, pero
Salida a la luz
Todo se destapó por gracias al que fuera coordinador del servicio jurídico de Podemos, el abogado José Manuel Calvente.
Resulta que la abogada Marta Flor le tocaba la churra al fiscal anticorrupción Ignacio Stampa.El fiscal
Calvente, un abogado honrado y serio que se había subido al carro de Podemos en 2014 para combatir lo que no le gustaba de la sociedad se enteró, denunció la situación en el partido y se negó a participar en la patraña de la conspiración.
La abogada, Marta Flor contraatacó haciéndole un 016 y un #MeToo.Ante esto, Calvente vio que le iban a echar del partido, porque eso de la presunción de inocencia no existe en el hombre y se guardó las pruebas.
Luego el partido
Evidentemente todo lo anterior escrito es un invento de las cloacas de estado para hundir al partido del pueblo, que los jueces son franquistas y los que han escrito este artículo son unos fachas.