Rebeca M. Westphal.
Este miércoles 10 de enero medios venezolanos y extranjeros pudieron regodearse con la noticia del naufragio de una embarcación en las costas de Curazao que habría salido desde La Vela, estado Falcón. En la misma se encontraban venezolanos, cuatro de ellos hallados muertos y cinco detenidos para investigar el suceso.naufragio_0.jpg
Curazao tiene historia en cuanto a la trata de personas en el CaribeDe hecho, la trata de blancas en las islas antillanas es un fenómeno de data larga. Diego Beltrand, director regional de la organización internacional para las migraciones, lo reconoce en un texto sobre el tráfico de personas: “A mediados de los cuarenta fueron las mujeres procedentes de Venezuela, República Dominicana y Colombia objeto de la Trata de Personas hacia la isla caribeña de Curazao”. Uno de los capítulos más tétricos en este oscuro mundo de redes mafiosas lo protagonizan justamente República Dominicana y Curazao: en 1985, el pueblo pobre dominicano sufría las consecuencias de los ajustes económicos guiados por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La reducción de las exportaciones de azúcar acrecentó el problema de desempleo. En este contexto, 28 mujeres dominicanas fueron halladas muertas por asfixia en Santo Tomás (territorio perteneciente a las Islas Vírgenes de EEUU) dentro de un contenedor a bordo de un barco que se dirigía a Curazao para descargar material de feria. Estas mujeres estuvieron encerradas durante más de dos días, hasta que estibadores las encontraron ya muertas. Luego de eso se supo que cada dos semanas trasladaban a jóvenes dominicanas con destino a prostíbulos en la isla de San Martín (franco-holandesa) y de allí eran vendidas a otras islas caribeñas. El nivel de cobertura que tuvo esta noticia es proporcional al grado de inferioridad con la que nos tratan los países desarrollados: sin difusión masiva, ni condenas por parte de organismos internacionales, mucho menos la exigencia del desmantelamiento de las organizaciones mafiosas involucradas. En una nota en el diario El País donde ponen en cuestionamiento la veracidad de la historia, trataron a las mujeres directamente como prostitutas y no como seres humanos. Total, nadie las obligó a tomar ese camino, ¿cierto? El que hoy sea automáticamente viral cualquier noticia que vincule a la nación venezolana con alguna de las miles de tragedias made in capitalismo responde al interés de las élites financieras por lograr un consenso en la opinión pública para invadir al país. Tanto el negocio del tráfico de personas, como los combos de canales humanitarios para combatirlos, son el “me pago y me doy el vuelto” que, en este capítulo de la novela, aún no les sirve para mellar el espíritu del pueblo venezolano. Anuncios &b; &b;