Varón de unos 70 años. Hace ya meses que nota molestias en la pierna derecha. No hay problemas en reposo; pero si camina un poco o sube escaleras empieza a sentir hormigueo y calor intenso en toda la pierna y pronto se convierte en dolor desde la zona lumbar hasta la pantorrilla.
Ha ido al médico. Le dicen que puede tener un pinzamiento y le recetan fármacos. Más o menos calman el dolor, pero la duración del efecto es escaso y a cambio le provocan hipertensión. Decide probar con otras posibilidades.
Su historial de salud es oscuro. No posee documentos y las afecciones que recuerda son vagas y confusas. Probablemente sufre artrosis, pero no puede precisar dónde ni en qué grado ni tiene radiografías. Explica que tiene "la espalda gastada".
Valoración: se le comenta que podría tratarse de un problema en el nervio ciático, presionado a la altura lumbar probablemente por el pinzamiento de una vértebra o por deformación ósea. Si se trata de un pinzamiento la terapia manual podría ofrecer resultado efectivo y más bien rápido. En cambio, si el nervio está comprimido por una estructura ósea anormal debida a la artrosis, las posibilidades quedan limitadas a un alivio sintomático de duración reducida, aunque prolongable repitiendo la terapia.
El sujeto valora esta información y decide recibir masaje.
Prescripción: masaje espinal con énfasis lumbar y glúteo, estiramientos y torsión. La torsión se realiza como si fuera una manipulación, pero con mucha prudencia y sin desbloquear. Al llegar a la máxima torsión y mantenerla unos segundos, el desbloqueo se produce espontáneamente.
Seguimiento: han pasado tres semanas desde la única sesión de masaje practicada y el varón no ha vuelto a tener dolor ni molestias, lo que parece indicar que efectivamente era un pinzamiento. Si de todos modos fuera un alivio sintomático, un masaje cada (como mínimo) tres semanas es un éxito aceptable.