Sonia Castedo y Elena Martín,
en Canal 9, en los previos del debate
del día 9 de mayo de 2011
Esa coherencia refuerza nuestra imagen personal y la hace creíble, la dota de autenticidad y por lo tanto genera confianza.
El otro día, vi uno de los debates de campaña electoral entre las dos candidatas a la Alcaldía de Alicante, la Excma.Sra.Dª Sonia Castedo, del Partido Popular, y Dª Elena Martín, del Partido Socialista Obrero Español. Inevitablemente, la observación está condicionada por la deformación profesional.
Independientemente de sus tendencias políticas y contenidos, me centré en su lenguaje corporal. Dos mujeres jóvenes, muy cercanas en edad, (40 la Sra. Castedo, 38 la Sra. Martín) con formación universitaria.
La primera diferencia entre ellas es su experiencia política. Una, lleva en primera fila (Jefa de Prensa, Concejala, Alcaldesa...) varios años, la otra no ha tenido cargo político relevante. Esto ya es un hándicap. Cuando un partido político elige a su candidato, debe elegir priorizando la inteligencia y experiencia más que otros factores sobradamente conocidos en política, y sobretodo teniendo en cuenta “contra quién” habrá de promocionarse.
Si la experiencia del nuevo candidato es escasa o nula, requiere con mayor razón de la preparación oportuna: Oratoria, lenguaje corporal, imagen física... No se puede llegar a ser matador de toros sin haber sido novillero. Es como lanzarse a un fracaso anunciado. Y resultaría doblemente trágico si el candidato tuviera capacidad intelectual, y ésta quedara anulada por su nula destreza expresiva y su falta de autocontrol.
Aquí se equivocan muchos políticos, porque muchos pecan de orgullo. Para mejorar, hay que ser humilde, y reconocer nuestras limitaciones. Y una vez identificadas, ponernos a trabajar para corregirlas o mejorarlas. Y luego, nuestra facultad para asimilar y corregir. No todos tenemos la misma aptitud para el aprendizaje, por eso existe la selección. Se descartan a los que no reúnen los requisitos mínimos, salvo que no haya nadie más para elegir o esa elección sea impuesta (obviamente lo será por alguien con menos aptitud). Y por supuesto, juega un papel fundamental el “halo” personal, la capacidad de comunicar, de ser empático, de no fingir en los sentimientos, intenciones y emociones.
La segunda diferencia importante es su popularidad. Mientras que en Alicante el 76% sabe quién es Sonia Castedo, sólo el 39% conoce a Elena Martín.
Volviendo al debate, ambas escogieron un traje de pantalón en tonos neutros, azul una y gris la alcaldesa actual, compartiendo un top blanco.
Sonia Castedo, PP.
La chaqueta de la alcaldesa es de buen corte, tejido ligero, lo que permite una buena caída. El corte del hombre y las mangas es bueno y permite el asentamiento correcto de la solapa, y la zona de camafeo (cuello, escote, solapa, hombros) es perfecta. El escote es el suficiente para enmarcar y alargar el cuello, efecto que completa la gargantilla.Elena Martín, PSOE.
La chaqueta de la candidata es de tejido más recio, lo que la hace arrugarse más. No es de buen corte, pues hay una evidente asimetría respecto a sus hombros (más ancho el izquierdo) que se agudiza con la caída del mechón en el lado derecho. Muchas arrugas en las sisas, que provoca la apertura de las solapas. Las mangas no están bien cosidas, y el forro de los puños, más claro que el azul del tejido, se hace evidente.Pelo suelto, castaño y rizado la nueva candidata, con media melena, y un mechón más largo en la sien derecha teñido en cobrizo. Esto pretende ser un punto informal, un guiño a lo progre, un alejamiento de la figura cuidadamente discreta de su contrincante. El riesgo de estos gestos es el adoptarlos cuando no se nos conoce, cuando la primera impresión que causemos (recordemos que sólo la conoce el 39% de los alicantinos encuestados) es determinante sobre la opinión que se tendrá sobre nosotros. Si arriesgamos mucho, podremos equivocarnos mucho, o acertar mucho… es una valoración que está condicionada por el resto de factores a tener en cuenta. En este caso, y en mi opinión, es una especie de frivolidad innecesaria, que no aporta nada, sino que resta seriedad a la apariencia, lo queramos o no.
La alcaldesa, con el pelo liso y rubio también rozando los hombros. Las dos tienen un aspecto físico actual, pero algo asexuado, buscando en apariencia la neutralidad en las curvas. Maquillajes suaves las dos, precisando alguna corrección de visagismo, y perfecta manicura ambas.
Como adornos, la candidata lleva pendientes largos y un anillo, y la alcaldesa una gargantilla, varias pulseras en la mano derecha, y anillos en ambas manos. En la candidata, este gesto puede responder a la intención de dar imagen de sobriedad, pues es contradictorio respecto a la “osadía” del mechón colgante pelirrojo, o a sus pendientes largos. O puede ser una decisión deliberada para evitar el tintineo dado su exceso de gesticulación con los brazos.
Por su parte, las pulseras y anillos de la alcaldesa pueden responder a atisbos de la feminidad que se ha intentado neutralizar con el resto de la apariencia, o tal vez porque de forma contraria a la Sra. Martín, es consciente de que no le afecta el tintineo pues los movimientos de sus brazos y manos son escasos.
Esta es una pequeña muestra de análisis de imagen personal, que podríamos extender mucho más aún. Como muestra de acercamiento a la técnica de observación, de la capacidad de ver más allá, del significado de los gestos…
Tranquilamente podríamos decir, que si una de las dos candidatas necesita del nuevo traje inteligente para corregir el lenguaje corporal, es sin duda la Señora Martín, y algo más de asesoramiento de imagen, cosa fundamental en política.
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