Además de usar Cervantes este adagio en el segundo de los pasajes citados en el artículo 31, lo pone en boca de don Quijote en ocasión análoga y con el mismo objeto en otro de los pasajes insertos en el prólogo. La Academia, lo mismo que a los dos que preceden, lo califica también de frase "que reprende a los que advertidos de una falta incurren sin enmienda en ella frecuentemente, o por descuido, o buscando ocasiones libres de censura."
No obstante es uno de los refranes que figuran en la Colección del Marqués de Santillana, en la de Vallés, en la de Halara y en el Diálogo de las lenguas. El Marqués de Santillana dice:
-Castigante mi madre e yo trompógelas.Vallés y Malaxa suprimen la conjunción copulativa. El autor del Diálogo de las lenguas escribe trómpaselas. De los que ningún caso hacen de las reprensiones, oyéndolas como quien oye llover, se dice:
-Tañe el esquilón, y duermen los tordos al son.Úsalo el autor de la Pícara Justina.