El Proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, no es para sentirnos más seguros, no es para castigar a los ciudadanos, es para castigarnos mejor.
Recuerdo de niño cuando me decían mis mayores sobre un posible castigo, no lo hacían para fastidiarme, lo hacían para informarme de lo que ellos pensaban me podía suceder si hacía tal o cual cosa. Fundamentalmente era para enseñarme lo que podía ocurrirme si desde su punto de vista, no hacía lo que ellos creían que era bueno para mi.
Era un 'castigo', para que no me pasara nada malo, por hacer lo que yo creía que era hacer lo normal para mi. Me estaban enseñando los posibles caminos que debía seguir. Había unas normas por las cuales nos regíamos, pero eran normas con sentido común.
Este Ejecutivo se ha empeñado en vernos a todos los ciudadanos en general como sujetos a priori peligrosos y entonces desarrollan normas sin sentido común; según 'sus normas', lo que buscan es 'castigarnos mejor', pues según ellos invocan 'mayores garantías' ¿para quién?
Nos recalcan que es para 'proteger a la democracia' que no es para 'protegerse los políticos', mire usted por donde, me acabo de enterar de que la democracia no tiene políticos.
Habéis leído bien, los políticos al parecer no merecen que se les castigue mejor. ¿Esto es una guerra solapada? Está claro que este proyecto de ley, va dirigido a denostar los Derechos Humanos, que si no recuerdo mal España firmó la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU hace tiempo.
El ministro Margallo (el actual responsable de Exteriores), ha enviado un documento 'reservado' a los embajadores, en el que ofrece argumentos para que queden informados de lo que quieren hacer con nuestros derechos. Parece ser que no ha causado algarabía en los diplomáticos, pues dicen que ellos su tarea no es apoyar iniciativas políticas.
El ministro debe pensar que también la mayoría absoluta del Parlamento es trasladable al cuerpo diplomático. Querrá dicho ministro, seguramente, castigar mejor.