Los que conocéis a Sebastian Bergman, el más arrogante y borde psicólogo criminal que me he echado a la cara en mis aventuras literarias, ya sabéis que este hombre, al que creo que ninguno de nosotros querríamos tener cerca, conquista por completo a pesar de que a lo largo de la lectura de todas y cada una de las novelas que protagoniza, haya un mínimo de diez o doce veces en las que siento ganas de matarlo con mis propias manos. Cada entrega de la serie me deja con ganas de más y, aunque no ha sido mucho el tiempo transcurrido desde la última, para mí la espera se ha hecho larga, pero hoy por fin os hablo Castigos justificados.
Mi opinión
Un asesino en serie ha puesto la vista en concursantes de realities y otra de serie de personas relacionadas en mayor o menor medida en lo que él considera la decadencia de la sociedad actual, deslumbrada por las cámaras de televisión y más preocupada por el éxito fácil que por todo aquello que la formación, el conocimiento y la cultura traen consigo. Como en otras ocasiones será el equipo de la Unidad de Homicidios que dirige Torkel Hölgrund en Estocolmo el encargado de investigar el caso y dar caza al asesino.De nuevo Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt ofrecen al lector un inicio que deja sin aliento y lo hacen, además, con un asesino con el que probablemente compartiremos más de una opinión, aunque no evidentemente sus métodos. Los autores realizan una ácida crítica hacia la sociedad actual, esa en la que los ídolos de los más jóvenes no son aquellos que se han labrado un hueco con sus conocimientos y su trabajo, sino que han hecho de la ignorancia y la superficialidad su bandera y el mejor método para brillar y ganar dinero. Una sociedad que en Castigos justificados asiste horrorizada a los asesinatos, pero en la que también comienzan a alzarse voces contra toda esa incultura y chabacanería que puebla las pantallas de la televisión, creando un debate que solo sirve para envalentonar al asesino en su delirio.
Y de forma paralela a la investigación continuaremos viendo cómo evoluciona la vida de sus protagonistas y cómo siguen poniéndose cada vez más difíciles las ya de por sí complicadas relaciones personales entre ellos. Para mí sin duda este es el gran secreto de la Serie Bergman y es que en todas y cada una de sus entregas, el caso policial a investigar convive en perfecta simbiosis con las vidas privadas de sus personajes, vidas que inevitablemente terminan influyendo de un modo u otro en el caso a investigar, haciendo que los sintamos a todos ellos más cercanos, más humanos, y no los simples protagonistas de una novela. Este es, además, uno de los motivos por los que se hace imprescindible leer la saga en orden.
Con estos dos aspectos, investigación policial y vida personal de los personajes, Castigos justificados es una novela que no da tregua al lector, con una trama perfectamente urdida y unos giros que nos dejarán sin respiración. Además de la buena historia que se nos cuenta, los autores saben cómo imprimir un ritmo endiablado que impide parar de leer, con una prosa muy visual en la que claramente se aprecia su bagaje como guionistas de series de televisión y un estilo directo con el que consiguen que la novela vuele entra las manos del lector que solo puede pensar en avanzar más y más totalmente entregado a una lectura a la que el adjetivo adictivo se le queda corto.
Cuatro meses hemos tenido que esperar desde el final de infarto de Silencios inconfesables, ¿cuánto habrá que esperar ahora hasta la siguiente entrega? Porque si entonces nos quedamos con cara de “¡Hey, chicos suecos! ¿Cómo nos dejáis así?”, en esta ocasión han rizado el rizo y, fieles a sus costumbres, nos ofrecen un desenlace con el que cierran sin fisuras y de forma impecable el caso policial, pero nos dejan con verdadera ansiedad por la vida de todos los personajes, una vida que en Castigos justificados ha cambiado muchísimo para muchos de ellos, tanto que algunos nos pueden llegar a resultar hasta irreconocibles.
En definitiva, con Castigos justificados he vuelto a disfrutar de una de mis sagas favoritas siendo esta entrega, para mí, una de las mejores de la serie Una novela realmente adictiva, con un ritmo trepidante en la que los autores vuelven a demostrar que son expertos en crear tensión y en dejarnos con ganas de mucho más.