No soy partidaria de castigos, del rincón de pensar o similares. Creo que los niños aprenden rápidamente a cesar en el mal comportamiento, aguantar el castigo, pero no sacar nada en claro de ello. Aprenden a aguantar el chaparrón y punto. Aprenden a contentar a los padres. Esto sucede sobre todo con los castigos que se imponen sin pensar, entre voces y gritos, castigos sin explicaciones posteriores.
Esto que digo no es síntoma de "no estar poniendo límites al niño". Mi hijo tiene límites y muy definidos. Ya en alguna ocasión os he comentado que al Peque hay que llevarle bien firme porque en cuanto me descuido un poco se me desperdiga que da gusto. En cambio con una rutina muy marcada, y pautas muy cuidadas el niño se porta mejor y evitamos disgustos.
A base de berrinches, pataletas, llantos en público y similares he aprendido a aguantar el tipo, y sobre todo he aprendido que tomar una actitud desafiante con él, autoritaria, enfadada y demás no me lleva a ninguna parte. Confieso que no siempre me sale, es difícil, cuando la paciencia te abandona (cual desodorante) poco puedes hacer, y oye todos somos humanos, yo la primera. A veces pierdo los nervios y más de una voz se lleva. Pero en la mayoría de las ocasiones, respiro profundamente, me imagino en una playita del Caribe, caipiriña en mano escuchando el vaivén de las olas. Y desde esa idílica imagen, me enfrento a la cruda realidad, un niño en plena pataleta, a pesar de sus 4 años, llantos, desafíos, lágrimas de cocodrilo.
Ya en estas edades, deben aprender que sus comportamientos inadecuados tienen consecuencias, y aunque, como he dicho, no soy muy partidaria de castigos, tienen que comprender que si hacen algo incorrecto, perderán algún privilegio. Si, lo sé, es un castigo sin más. Yo veo ciertos matices, y sobre todo intento hacer que lo entienda, se lo explico y le argumento que realmente es él quien elige portarse mal, aun sabiendo que eso hará que se pierda algo bueno.
Hoy el berrinchón ha sido por algo absurdo. Entramos por el pan, donde gominolas y regalices están ahí, al alcance de la vista de los más pequeños. Estamos deacuerdo en que es difícil resistirse a ello, pero él ya no es un bebé y sabe cuándo y cómo se pueden comer chucherías. Sabe que la respuesta a cualquier petición dulce será un "no". Y a pesar de que lo sabe, sigue tirando del hilo. Tira tanto que al final acaba llorando, conducta absurda ya que sabe que antes de la comida nunca hay chuches. Llanto absurdo, llanto chantajista, llanto para desesperar a su madre y que ceda.
Hemos llegado muy tarde a casa, pero he conseguido mantener la calma (bien por mi!), la consecuencia, ya no hay tiempo para jueguitos de ordenador, y por supuesto se queda sin jugar todo el día, los niños que lloran no juegan (eso es algo que se lo intento grabar a fuego, pero oye, como si nada). Y con todo el dolor de mic orazón, el parque de hoy se acabó. Pensaba llevarle al parque un rato a que jugase con los amigos del cole y de ahí nos íbamos a ver a sus tíos. Pero hemos cambiado el plan, no hay parque, solo visita a los tíos.
Es un castigo, o una retirada de un privilegio, cada uno lo puede llamar como quiera. Cuando se ha calmado hemos hablado, como siempre, y él solo me ha argumentado que cuando se porta mal no puede hacer las cosas que le gustan, y que entiende que no vaya a ir al parque. Esto lo ha entendido, vale. Ahora solo queda que sea capaz de generalizar, que no es poco.
Otra táctica que me funciona es algo que leí en un libro de Rosa Jové. Primero de todo entenderle, que se sienta comprendido, y darle a elegir entre dos opciones. Si lo manejas bien, funciona de maravilla.
Hace un rato, después del berrinchón, cuando ha acabado de comer ha tenido el valor de pedirme un poco de chocolate. Él siempre dice "quiero algo". He ignorado la petición tan caradura, pero ha seguido insistiendo. De nuevo he respirado imaginando mi idílica playa y le he dicho: -"puedes seguir empeñado en pedir algo, y hacer enfadar de nuevo a mamá, o sentarte tranquilito mientras ves tus dibujos y todos quedarnos contentos". Lo sé, lo sé, manipulación pura y dura. Pero desde su óptica quien elige es él. Por supuesto ha elegido la opción correcta.
Esto de darle a elegir entre varias opciones lo hago bastante a menudo, no en un plan tan descarado como el ejemplo anterior, y funciona!! Os lo recomiendo.
Os deseo feliz fin de semana.
