Los amantes de la educación con apego, se basan en sus propias EMOCIONES y SENSACIONES, pero no RAZONAN en absoluto sus propuestas. Los demás, al menos yo, sí que razono mis propuestas y ahí van mis argumentos.
Para empezar, no hay que castigar con agresión física. Lo que no quita que un cachete en el culo o una palmada en las manos en un momento de desespero paternal, deba ser juzgado como un fracaso educativo, como he leído en alguna ocasión por algunos de los SUPUESTOS expertos en educación infantil. Después de estas afirmaciones, tan gratuitas por falta de explicación, estos individuos no son ovbiamente expertos en educación infantil. Más bien, manipuladores, que atacan a la parte más sensible de un padre o madre, para lograr que cambie su actitud.
Después de esto, tengo que poner una base esencial, que echa por tierra la educación con apego, y es la fuente de todos sus males: Los niños, como cualquier otro Ser Vivo, son EGOÍSTAS, por supuesto que sí. Ignorar o manipular este hecho fundamental es gravísimo por ser eso, fundamental y básico.
Un niño es muy egoísta, no sólo egoísta, por una simple razón: Por supervivencia, los seres vivos necesitan “absorber” la mayor cantidad de recursos posibles y no escatimarán esfuerzos en conseguirla. Muchos argumentarán que el llamado instinto social es suficiente para asegurar que el egoísmo no existe. Yo no niego ese instinto, pero como muchos otros; posiblemente no es suficiente en el tipo de sociedad que hemos generado o simplemente, ese instinto sólo es realmente útil en según qué periodos de nuestra vida (bebés?) o según qué situación muy particulares de la misma.
El egoísmo natural de las personas, se multiplica en los niños, al no poder entender muchas de las normas de convivencia que, a cualquier adulto “sano socialmente”, le parecen muy obvias. Una de las herramientas que un niño aprende a utilizar para extraer el máximo de atención y servicio de sus padres o, en general, cualquier adulto del que puedan tener a su alrededor (profesores, educadores, etc.), es la MANIPULACIÓN, por supuesto.
Un niño aprende muy rápidamente a utilizar las emociones de sus padres para conseguir lo que quiere o necesita. Y no es que aprenda, sino que se trata de una manipulación inconsciente que probablemente subyace en el instinto social que “lleva de casa” y que le ayuda a desenvolverse en sus primeros años de vida, cuando la comunicación verbal aún no se ha desarrollado. Pero si no se controla ese “instinto manipulativo”, se puede incrementar con el tiempo, llegando incluso a edades como la adolescencia e incluso la madurez, pudiendo crear verdaderos monstruos sociales, que arrasan con todo y con todos, porque nunca fueron reprimidos en el uso de esa herramienta tan efectiva y esencial, en los primeros años de vida.
El llanto es el método de comunicación manipulativa más evidente y claro: En esa comunicación madre-hijo (sobre todo), el niño no EXPLICA las razones por las cuales está “incómodo” (hambre, sueño, etc.) El bebé simplemente, de forma instintiva, utiliza un método de “persuasión emocional” para lograr la atención de sus padres. Es muy simple y claro (para quien quiera entenderlo, claro).
Como método eficiente que es, el llanto no se debe reprimir totalmente, pero sí que se debe educar a los niños, para que cada vez utilicen menos ese método y, cada vez, hagan uso de la comunicación verbal en su lugar, lo que implica abandonar la manipulación y razonar. Cuando eso no se consigue, se está promoviendo el egoísmo en el niño, más allá de los límites necesarios, desincentivando la comunicación y, por lo tanto, su desarrollo social, que es el más importante para su vida adulta, sin duda.
Todo lo anterior es la EXPLICACIÓN del problema esencial: El egoísmo presente en cualquier Ser Vivo y, en particular, los bebés y los niños de corta edad.
¿Cómo manejar ese egoísmo natural e inicial para que, poco a poco, el niño sea más social y abandone la manipulación para conseguir sus naturales y lícitos objetivos? Es realmente simple: Castigando de una forma natural y proporcionada. Y para eso, no hace falta pegar. El castigo que yo veo más general, apropiado y eficiente es de NO JUGAR con el niño que ha sido “malo” (egoísta).
Cuando un niño se ha portado mal, lo primero es hacerle entender nuestro MALESTAR, nuestro ENFADO… No es una mentira, todo padre/madre se siente mal ante un acto injusto de su hijo (con un hermano, con un amigo, etc.) Eso para empezar, ya nos indica que nuestra opción es bastante natural (no ignorar nuestra propia emoción).
Segundo, hay que ser CONSECUENTE con nuestro enfado. Cualquiera que nos incomode, nos moleste o nos agreda, no va recibir de nosotros la misma atención que otras personas que sí nos toman en consideración, es decir, que nos RESPETAN. Lo mismo es aplicable a nuestros hijos, de nuevo, con proporcionalidad. Por lo tanto, si estamos enfadados por el comportamiento de nuestro hijo lo más natural es no querer interactuar demasiado con él, y la mejor forma es disminuyendo el juego con él: Se le tiene que explicar que, como estamos enfadados con él, no nos APETECE jugar con él… simple. Ellos ven, o sienten (si no lo pueden entender) que al ser estrictamente egoístas pierden en el “juego de la vida” y eso frena su “instinto manipulativo” en la próxima vez que tengan la opción de ser egoístas… Al modificar ligeramente su conducta, poco a poco, van viendo las bondades de ser menos egoístas: Ven que realmente, el egoísmo puro no les permite conseguir más y mejores atenciones, sino todo lo contrario y por una razón: Para vivir feliz, es muy importante también intentar que los que nos rodean también sean felices, empezando por nuestros propios padres, por supuesto.
Finalmente, mediante el DIÁLOGO como método alternativo a la manipulación, los niños van viendo poco a poco, que se su aceptable egoísmo se ve más satisfecho en términos generales y así lo van adoptando de forma natural, desechando la manipulación incial que cualquier niño utiliza de forma extensiva.
Solo añadir que la educación con apego apuesta por intentar razonar desde el primer minuto con los niños, para no tener que castigar. Pero esta opción es absurda porque, en los primeros años de vida, la capacidad para entender aspectos sociológicos esenciales es prácticamente nula. De hecho, por desgracia, hay muchos adultos que, sin llegar a la patología real, muestran claros síntomas de psicopatías diversas, muchas veces alimentadas por una falta de educación esencial que reprimiera, en las primeras fases de sus vidas, la tendencia a manipular para conseguir sus objetivos personales. Todos conocemos a gente que, en lugar de razonar, se muestra intolerante con las opiniones ajenas y sólo intenta imponer las suyas, normalmente utilizando la demagogia para manipular la voluntad de esas personas.
En fin, creo haber razonado con mucho detalle porqué mi total desacuerdo con esta ideología NO RAZONADA de la educación con apego, llevaba al extremo, que elimina cualquier castigo en la educación.