Caminar hacia el "mínimo vertido" se ha convertido en uno de los objetivos ambientales más importantes del Gobierno de Castilla-La Mancha y su intención es aprobar antes de que acabe la legislatura la nueva Ley de Economía Circular de esta comunidad autónoma.
En ese caso, sería la primera normativa en toda España que regula ampliar el ciclo de vida de los productos, pero para ello todavía debe salvar una serie de trámites que pasan por la luz verde en el Consejo de Gobierno y después su tramitación en las Cortes regionales. Antes de que finalice la legislatura y se convoquen elecciones autonómicas solo resta ya el periodo de sesiones hasta marzo.
El último paso previo que la Viceconsejería de Medio Ambiente ha dado en la tramitación de esta ley ha sido la incorporación de varias de las peticiones incluidas en las alegaciones al texto. Además de incluir en su preámbulo una serie de directivas europeas relacionadas por la gestión de residuos, también ha incorporado otras peticiones de colectivos, empresas y particulares. Una de las más significativas ha sido realizada por la empresa de reciclaje Ecoembes. En su petición establece la necesidad de que exista una estrategia-marco estatal que establezca las metas a seguir y la necesaria coordinación entre administraciones. También pide aplicar nuevos modelos de educación y formación ambiental dentro de los modelos reglados y no reglados, así como fomentar el ecodiseño y mejorar la calidad de la recogida selectiva.Este colectivo defiende uno de los aspectos más innovadores de la ley: penalizar el vertido y gravar fiscalmente aquellos a través de una tasa disuasoria y armonizada, al tiempo que demanda mecanismos fiscales que fomenten los “comportamientos responsables y sostenibles en todos los niveles, desarrollando políticas efectivas de compra verde”. Este último punto se encuentra también recogido en el anteproyecto, mediante la regulación de incentivos y ayudas para empresas que contribuyan a esa economía circular.