Revista Cultura y Ocio

Castillo de Gormaz (Soria)

Por Yorga @javieramosantos

Por la carretera N-122, en dirección este mediante Castilla y León, se accede al pequeño pueblo de San Esteban de Gormaz, localidad que se desparrama sobre las desnudas laderas de un cerro coronado por un antiguo castillo. Pero qué castillo. A sus pies, de las antiguas murallas, solo quedan algunas puertas. La población supuestamente fundada por los arévacos y fortificada por los romanos, sirvió de línea fronteriza entre las tropas cristianas y árabes, allá por el Medievo, una época no tan oscura como nos la han querido mostrar algunos historiadores.

El castillo de Gormaz es una fortaleza espectacular con una extensa muralla de 1.200 metros de contorno, 28 torres y 400 metros de longitud. Ocupa la cresta alargada de un cerro desde el que se domina una gran extensión de tierra, que alcanza los 50 kilómetros en los días claros, en la margen derecha del río Duero- Al-Hakam II construyó esta fortaleza sobre el emplazamiento de otra anterior en el último tercio del siglo X. El nuevo castillo sería base militar mantener a raya a los leoneses y, al propio tiempo, punto de partida de las expediciones de saqueo musulmanas.

fortaleza_gormaz_lugares_historia

Fachada del espectacular castillo de Gormaz./Lon Abirisain

En primavera, con los caminos secos y las cosechas en flor, el califa de Córdoba sacaba a sus tropas, quizás unos 5.000 hombres, y los enviaba contra tierras cristianas. A lo largo de su recorrido hacia la frontera, el ejército iba recibiendo contingentes de tropas provinciales hasta alcanzar unos 15.000 efectivos. El avance de las tropas cristianas hacia el sur, para superar ‘la línea del Duero’ y ganar terreno al invasor, hizo que el castillos de Gormaz protagonizara episodios gloriosos de la Reconquista.

Son dos las rutas principales que evitaban, rodeándola, la estéril submeseta norte: la antigua vía romana de la Plata, a través de Extremadura, hacia Galicia, y la vía del Calatraveño, cruzando Sierra Morena por el valle de los Pedroches o por Despeñaperros, cuando el objetivo era llegar a Toledo y proseguir por Guadalajara hacia las bases de apoyo de Medinaceli y Gormaz, en la cabecera del Duero. Todos ellos lugares con historia que merecen la pena, al menos, recorrerlos con calma.

castillo_gormaz_vista_aerea

Panorámica aérea de la fortaleza soriana./sorianitelaimaginas.com

Gormaz, el castillo más antiguo y más largo de Europa, en medio del páramo soriano, era la plaza fuerte avanzada desde la que los califas lanzaban sus aceifas o expediciones de saqueo, casi anuales, contra los reinos del norte. En el año 975 se presentó ante sus murallas el rey leonés Ramiro III, aunque tuvo que retirarse sin conseguir tomar la fortaleza, que pasó de manos cristianas a sarracenas en diferentes ocasiones.

Después del año 1060 el castillo fue ocupado definitivamente por los cristianos. Se dice que uno de sus alcaides fue el Cid por concesión de Alfonso VI en 1087. Durante siglos fue corraliza de ovejas y en el siglo XIX desempeñó algún papel secundario en las guerras carlistas.

El viajero haría bien en visitar Gormaz. Se llega en coche, cómodamente, hasta el pie del muro. Por dentro el castillo es llano, largo y herboso como un prado, para que pueda escuchar el silbo del viento en el silencio perfecto de sus ruinas mientras contempla, recortado allá en lo alto, sobre el impoluto cielo azul, el vuelo coronado del buitre.

puerta_castillo_gormaz

Una de las puertas de entrada al castillo./Rowanwindwhistler

Las partes más interesantes para visitar son la monumental puerta califal, de herradura, y el alcazarejo o parte más defendida del recinto, con sus torres fuertes y sus muros y fosos internos. Aquí deberían de existir, soterradas, las ruinas de algún edificio palaciego. Por fuera de la cara oeste de la muralla el viajero encuentra, empotradas en el muro, tres estelas, una de ellas romana y otra islámica, que probablemente conjuez los malos espíritus. Los gruesos y altos muros que hoy permanecen aparecen reforzados por 24 torres cuadradas típicas de las fortalezas omeyas.

En el alcázar había hasta siete torres, de las cuales destacan la de Almanzor y la del Homenaje. Tenía también un aljibe y una importante sala de armas. De este castillo se habla en el Cantar de Mío Cid. La obra cita a San Esteban de Gormaz como una “buena villa” de habitantes “siempre mesurados”. A destacar en el pueblo la existencia de la iglesia de San Miguel, edificada en el año 1081, lo que la convierte en la más antigua del románico soriano.

En la península ibérica abundan los castillos de origen medieval de pasado de lustre y fisonomía que impacta. Levantados por árabes o cristianos, unos cuantos de ellos presentan un óptimo estado de conservación como este de Gormaz o Calatrava la Nueva (Ciudad Real). De otros, sin embargo, solo se preservan ruinas de una historia que vivió mejores días, como el de Mota del Marqués, que perteneció a la Orden Teutónica. También los hay protagonistas de novelas de éxito, como el castillo de Mora de Rubielos (Teruel) De todo, como en botica.

Dónde dormir: Hotel II Virrey; Calle Mayor, 2; El Burgo de Osma (Soria) teléfono: 975341311.

Dónde comer: Restaurante Antonio; Avenida de Valladolid, 98; San Esteban de Gormaz (Soria); teléfono: 975350424.

Plano Gormaz


Volver a la Portada de Logo Paperblog