El castillo de Mascaraque es una construcción del siglo XIV de origen islámico, próximo al templo parroquial deMascaraque.
Consta de una torre mayor, Torre del homenaje en el ángulo noroeste, donde se hallan tallados tres sellos de Salomón, parte del lienzo norte, un cuerpo cuadrangular hasta media altura, tres cubos o torres redondas en las esquinas. El aparejo está realizado en mampostería y sillares en las esquinas. El ingreso se hallaba en el lienzo sur. Durante los siglos XV y XVI fue reconstruido y mejorado.
Propiedad de la familia Padilla, de ahí que fuese denominado Casa Fuerte de los Padillas y posteriormente de los Duques de Abrantes, sucediéndoles el Marqués de Navamorcuende.
El nacimiento del castillo
La edificación del Castillo la comenzó Sancho de Padilla hacia la mitad del siglo XV sobre una casa o torre morisca que poseía en el pueblo.
Sancho de Padilla, casado con Marina de Sandoval, hija de Pedro Coello de Portugal señor de Montalvo, murió el 23 de agosto de 1463. Pertenecía a un ilustre linaje castellano que había dado y seguiría dando importantes personajes a la historia. Él mismo, era hijo de un Pedro López de Padilla, Señor de Coruña del Conde, tío de otro Pedro López de Padilla, señor de Catalañazor y Adelantado de Castilla y hermano del gran Garci López de Padillas, Clavero y luego Gran Maestre de la Orden de Calatrava.
A la muerte de Sancho de Padilla continuaron las obras sus hijos Pero López de Padilla (más adelante corregidor deToledo), Diego López Padilla (luego Mariscal) y Gutierre López de Padilla (más tarde Comendador Mayor de Calatrava). En el año 1464, la torre del homenaje del Castillo “estaba fuera de tierra labrada hasta dos lanzas de armas en alto”. El 16 de abril de 1464, ordenó el Rey Enrique IV “el impotente” el derribo del Castillo. No se le hizo caso.
En el año 1477 el Castillo debía estar casi terminado, aunque se seguía construyendo. Por denuncia de la Priora y monjas del Monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo, que tenían posesiones en Mascaraque, los Reyes Católicos enviaron al licenciado Diego de Proaño que lo encontró “casa grande y fortaleza defendedera” y ordenaron por medio del Corregidor de Toledo, Gómez Manrique, para que cerraran las troneras y saeteras, se allanase la cava o barbacana, derriben las almenas “que en ella hai” (20 de febrero de 1477).
La orden iba dirigida al Clavero de Calatrava, Garci López de Padilla y a sus sobrinos, hijos de Sancho de Padilla. Tampoco se hizo caso, por lo que los Reyes Católicos reiteraron la orden al Corregidor de Toledo Gómez Manrique para que la cumpliera el 26 de febrero de 1477, aunque las obras continuaron.
Hay que señalar que los Reyes Católicos indicaban la posibilidad de sobreseer el derribo si se hacían reformas, en atención a los servicios del Clavero de Calatrava, más adelante último Gran Maestre de la Orden, antes de pasar todas las órdenes militares a dominio de los Reyes Católicos.
Sin embargo, el sábado 24 de abril de 1479, dos años después, el Notario de Toledo, Alfonso Diez de Fuensalida, requiere en la puerta del Castillo al Clavero de Calatrava, en presencia de los hijos de Sancho de Padilla, el alcayde del Castillo Juan del Valle y de los Maestros que labraban el Castillo, Cristóbal y Antón Martínez, vecinos de Ajofrín (parece ser que este último también trabajó en las obras de la Catedral de Toledo) para que derriben las obras realizadas después de la Provisión Real.
El alcayde negó que se hubiese hecho obra alguna. Después el Notario “lanzó tres piedras sobre la casa y lo pidió por testimonio”. El Clavero de Calatrava, Garci López de Padilla se limitó a contestar el 8 de mayo de 1479 que su hermano había tenido licencia para fundar y encimar la torre y que no era fortaleza, sino casa y sobreseía la orden hasta que la vieran los Reyes Católicos.
A finales del siglo XV y principios del XVI, Pedro López de Padilla, hijo de Sancho de Padilla, habitó el Castillo por temporadas, ya que sus casas principales las tenía en Toledo, ciudad de la que fue Corregidor. Casas que fueron derribadas y el solar cubierto de sal por orden de Carlos I en tiempos de su hijo, el jefe comunero y donde ahora esta la Plaza de Juan de Padilla.
Pedro también estableció en 1514 y por merced de la Reina Doña Juana, Mayorazgo, que recogía sus bienes, entre los que se encontraban “la casa y fortaleza del lugar de Mascaraque con su vasallaje y rentas y tributos y derechos”, las casas principales y otros dos pares de casas en la ciudad de Toledo, la mitad del lugar de Novés con su casa, vasallaje y rentas, más casas y dehesas y olivares en distintos lugares en Toledo, Úbeda, Ciudad Real, etc.
Dicho Mayorazgo lo instituyó a favor de su hijo mayor Juan de Padilla y descendientes y en su defecto en su segundo hijo Gutierre López de Padilla, que lo heredó, pues el único hijo de Juan de Padilla murió niño.
Asimismo se alojaría por temporadas en el Castillo Juan de Padilla y su esposa María de Pacheco, la llamada “Leona de Castilla”.
En el año 1575 habitaba el Castillo Antonio de Padilla, descendiente de las dos ramas principales de la familia Padilla, la de Castilla la Vieja y la Toledana, por el matrimonio de María de Padilla o Bobadilla, rama de Burgos y Gutierre López de Padilla, rama de Toledo, y que reunió todos los patrimonios que comprendían, castillos, tierras, casas, etc.
Una descendiente de éstos, Mariana de Padilla, casó con Álvaro de Sande, I Marqués de Valdefuentes (nieto de Álvaro de Sande, I Marqués de la Piovera2 ) y la hija de ambos, Ana de Sande, casó con Alfonso de Alencastre, sobrino de Felipe IV, aportando un enorme patrimonio, entre el que se encontraba el Castillo. Alfonso de Alencastre y su esposa Ana de Sande, fueron nombrados en 1642 Duques de Abrantes.Historia más reciente[editar]
El Castillo pasó después, en el siglo XVII, a dominio de dichos Duques. Pero quedó abandonado, situación que se prolongó en los siglos siguientes.
En el siglo XIX y durante la Guerra de la Independencia se utilizó como cementerio, lo que se corrobora en las restauración de 1980 que se encontraron varias tumbas, y en la Primera Guerra Carlista fue utilizado por las Milicias del pueblo de Mascaraque.
De los Duques de Abrantes pasó a los Marqueses de Navamorcuende, después a la familia Partearroyo de Orgaz y posteriormente a los propietarios actuales, José Manuel Sierra Frade, que lo han restaurado con mano de obra procedente del propio pueblo y siendo el maestro albañil Luis García Manzano. El restaurador y propietario actual del Castillo ha venido ejerciendo un mecenazgo sobre el pueblo de Mascaraque que se prolonga por más de veinticinco años, a través de diferentes patrocinios, ofertas de trabajo a hijos del pueblo en sus empresas y rescatando de los fondos bibliográficos una gran parte de la historia de esta Villa de Mascaraque.
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