“Lo que no ha pasado a medio día puede pasar por la noche”. (Cesar Borgia)
Para finalizar la ruta del día anterior elegimos la visita a Chambord, la idea principal había sido llegar para ver la puesta de sol… pero un atasco de casi 5 horas nos retraso un poquitín los planes y llegamos ya de noche.
Precio: Si queréis entrar al castillo el ticket cuesta 11 €, si solo lo queréis ver por fuera tenéis 3 modalidades: si estáis menos de 45 minutos no pagáis el parking, si superáis esa hora os costara 4 € y si vais como nosotros por la noche las barreras están abiertas para salir por lo que es gratuito.
Horario: 9 am – 18pm (se puede visitar por fuera después de esta hora).
Al castillo llegas a través de una larga carretera que atraviesa un bosque con el tamaño (casi) de Paris, grande ¿verdad? Según leímos, Chambord es el recinto amurallado más grande de Europa (unos 35km de muro).
Para entrar al parking tienes que pasar una barrera dónde te darán el correspondiente ticket de parking, pero si elegís la modalidad nocturna luego no necesitáis pagarlo porque la barrera de salida está abierta para todo el mundo (nosotros nos dimos cuenta tarde y pagamos los 4 € innecesariamente).
Caminar por los alrededores del castillo sumidos en una oscuridad total da un poco de respeto porque tengo que avisar que en ese bosque viven ciervos, venados, zorros y jabalís, por lo que os recomendamos que llevéis una linterna o, como nosotros, improviséis una con las luces de los móviles.
La verdad es que visitar el castillo de esta manera le dota de otro aura, uno más místico o de película de miedo (y más si suenan las campanas en mitad de la noche como nos ocurrió a nosotros). También tengo que reconocer que con tanta oscuridad el foso lleno de barcas no se ve, pero la iluminación de la fachada creo que merece la pena y compensa ese tipo de carencias.
¿Recomiendo la visita nocturna? Totalmente. En principio, nuestra idea inicial era visitarlo al atardecer porque nos habían dicho que la luz era preciosa y bañaba al castillo de un naranja espectacular, pero un pequeño atasco de casi 5 horas nos retrasó en nuestro itinerario y nos hizo imposible llegar antes de la noche. Asique si podéis visitarlo al atardecer y quedaros allí hasta que pongan la iluminación nocturna porque merece la pena.
Antes de llegar ya habíamos decidido no entrar al interior y solo verlo por fuera, pero al llegar tan tarde no pudimos cambiar de opinión. Por lo que pudimos informarnos en su interior lo único que merece la pena es una escalera hecha en doble espiral (gracias Leonardo da Vinci por tus locuras) de tal forma que el que sube y el que baja jamás se llegan a ver. En la Revolución Francesa fue saqueado por completo y quemados los enmaderamientos (menos los aposentos del rey), asique apenas quedan muebles de la época. Y como al día siguiente íbamos a visitar Chenonceaux (visita obligada) lo excluimos de la lista.
Lo que nos decepcionó fue que habían quitado el espectáculo de “las noches de Chambord” un espectáculo nocturno con luces y proyecciones sobre las paredes del castillo… una pena.
Como curiosidad decir que más adelante vimos en algunas tiendas un licor de Chambord que contiene frambuesa negra, debe ser típico de la zona.
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