Revista Arquitectura
por Miriam García García
Desde el pasado 15 de febrero y hasta el próximo 23 de julio podemos disfrutar en la tercera planta del edifico Sabatini de la exposición de Hans Haacke Castillos en el aire. Esta muestra desarrolla una reflexión sobre la ciudad contemporánea desde la crítica, la sensibilidad y la ironía. Haacke aborda con agudeza una de esas cuestiones que nos preocupan a muchos desde hace tiempo, a algunos incluso antes de la crisis, y que en nuestros días inundan periódicos, documentales y cafés, con opiniones sobre el pasado, el presente y el futuro incierto de las periferias de nuestros pueblos y ciudades.
Castillos en el aire (2012), ha sido creada por Haacke específicamente para el Museo Reina Sofía y nos muestra el fracaso de un extendido modelo de producción de ciudad a través de su personal mirada del Ensanche de Vallecas, un barrio del extrarradio madrileño. Sus imágenes consiguen atrapar lo visible e invisible de un escenario desolador por insatisfactorio, banal, desarticulado y desalmado aunque, desgraciadamente, cada día más habitual en nuestras periferias. No en vano el nombre escogido por Haacke para la muestra pone el énfasis en la incoherencia de estos paisajes creados «abrigando esperanzas sin fundamento alguno».
Con su obra, construida a partir de fragmentos de este paisaje fútil, pone de manifiesto mediante vídeos, fotografías, mapas e instalaciones, las consecuencias de un modelo de ciudad que nace herido de muerte al carecer de argumentos sólidos y coherentes. Todo lo contrario, modelos como este están basados en la especulación, la repetición y la explotación hasta el agotamiento de un tipo de ciudad justificado únicamente en la «necesidad» de construcción de más viviendas a precio «asequible». Haacke consigue remover el desinterés y la apatía que nos producen estos lugares forzándonos a la reflexión sobre las consecuencias de este modelo de producción de ciudad alejado de los requerimientos del territorio y de la sociedad.
Mientras observaba la exposición recordé la intervención de Joan Nogué, director del Observatorio del Paisaje de Cataluña, en La Casa Encendida el pasado 2 de marzo 2011 con objeto de la Entrega del II Premio Nueva Cultura del Territorio a la Fundación César Manrique . Joan ponía de manifiesto en este discurso, en el que ninguna palabra carece de intención como siempre en él, «la enorme capacidad para entender el carácter del lugar y actuar en consecuencia; es decir, impregnar a la naturaleza de cultura y a la cultura de naturaleza» de Manrique y que, con su trabajo durante todos estos años, ha mantenido la Fundación. Así mismo reconocía «el convencimiento de que el territorio es un bien no renovable, esencial y limitado; una realidad compleja y frágil que de ninguna manera puede reducirse al precio del suelo». Y, al mismo tiempo que «un territorio bien gestionado y un paisaje no degradado constituyen un activo económico de primer orden».
No sabemos si el ensanche de Vallecas ha resultado un «negocio» pero lo que sí parece seguro es que hoy en día no responde a las expectativas de sus planificadores, que diseñaron un PAU con una superficie de 7,36 hectáreas justificadas necesarias para «completar la trama urbana en el Suroeste y favorecer a los casi 70.000 vecinos». Un territorio que aspiraba a convertirse en un nuevo pedazo de ciudad de aproximadamente 28.000 viviendas (la mitad de protección pública) con sus correspondientes equipamientos. Un proyecto que tenía que haberse acabado en el 2006 y en el que a día de hoy se ha construido algo más del 70 % de las viviendas previstas pero menos del 25% de las dotaciones.
Detrás de todas estas cifras la realidad nos muestra un paisaje con todavía miles de viviendas deshabitadas (se calcula que viven unas 35.000 personas en total, la mitad de las que preveía el Ayuntamiento), calles vacías, solares abandonados, construcciones inacabadas, suciedad, maleza, escombros y cientos de vidas truncadas.
Por si esto fuera poco recorriendo la exposición de Haacke contemplamos los nombres de las calles inexplicablemente dedicados a los principales movimientos artísticos del siglo XX: calle del Arte Conceptual, del Arte Abstracto, del Arte Figurativo o de Eduardo Chillida. Sobrecogido por esta realidad (me imagino que así debió sentirse) Haacke realiza sistemáticas fichas técnicas de las parcelas tipo de estas calles y las confronta con obras artísticas de los periodos referidos en ellas. Se te eriza la piel al verlas reunidas en la misma sala, pasividad y obcecación frente emoción e intuición. En el centro de este conjunto una instalación recoge las escrituras inmobiliarias, hipotecas y planos testimonio del proceso llevado a cabo para el desarrollo de este territorio, como metáfora de miles de sueños rotos y hectáreas de terreno urbanizado. Tanto para nada.
Mientras, la Asociación de Vecinos del PAU Ensanche de Vallecas llena su página web de reivindicaciones que permitan dotar al barrio de la calidad de vida anhelada. Arbustos invadiendo aceras y carreteras, árboles que tapan señales de tráfico, edificios y calles inacabados, suciedad, soledad y abandono se respiran en muchas de las imágenes. Hoy, en este barrio, la ausencia de equipamientos, el escaso mantenimiento de los espacios públicos e instalaciones, los malos olores procedentes de la planta de compostaje de Las Lomas de Valdemingómez, son muchos de los problemas que «impiden la vida normal» de los vecinos.
Ante situaciones como estas todavía hay quienes se atreven a especular desde los mismos presupuestos argumentando que saldremos de la crisis gracias a la construcción de más barrios como éste. De nuevo, albergando la esperanza, sin fundamento alguno, de que el ladrillo atraerá dinero aún a costa de generar más castillos en el aire. Hay que ser muy terco para no darse cuenta de que es precisamente en momentos de crisis cuando debe apostarse por la calidad, la «sostenibilidad» y la coherencia de las acciones sobre el territorio, lo contrario es imprudente e insensato. Por eso es necesario dar a conocer propuestas como la de Haacke en las que se manifiesta una sensibilidad que combina activismo y denuncia social desde la modernidad.
Miriam García García es arquitecto, técnico urbanista y fundadora de LandLab, laboratorio de paisajes [email protected]
Créditos de las imágenes:
Imagen 1: Exposición Castillos en el Aire de Hans Haacke en el Museo Reina Sofía de Madrid (fuente: Miriam Garcia Garcia). Imagen 2: Vídeo de la exposición Castillos en el Aire de Hans Haacke en el Museo Reina Sofía de Madrid (fuente: Miriam Garcia Garcia). Imagen 3: Vista aérea del PAU de Vallecas en Madrid (fuente: Ayuntamiento de Madrid).
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