Revista Cultura y Ocio

Castro de la Espina del Gallego (Cantabria)

Por Yorga @javieramosantos

Es un gran erudito de la cultura de la antigua Roma, como así lo ha demostrado en sus dos novelas que se han convertido en un éxito de crítica y público. Hoy tiene el placer de asomarse por Lugares con historia Yeyo Balbás, escritor nacido en Torrelavega (Cantabria) en 1972 y que ha trabajado durante quince años en distintos campos de la divulgación histórica, como ilustrador y realizando documentales y cortometrajes.

Tras formar parte del consejo de redacción de la revista Memoria, actualmente colabora en la revista de historia militar Desperta Ferro. Pax Romana fue su primera novela ambientada en la antigua Roma. Hace escasos meses ha sacado a la venta Pan y Circo, una trepidante novela en torno a los espectáculos y la cultura del ocio en la capital del Imperio como herramienta para mantener al pueblo ajeno de la vida política. Altamente recomendable.

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Castro romano de La Espina del Gallego./tesoros historicos de cantabria

Como buen conocedor de la materia y la comunidad que le vio nacer, Yeyo Balbás nos invita a sumergirnos en un escenario clave donde se desarrollaron las Guerras Cántabras, confrontación bélica acaecida en la zona norte peninsular en el siglo I a.C: el Castro de la Espina del Gallego. Disfruten de la lectura de un auténtico emplazamiento con historia, uno de los lugares turísticos ajenos a las guías convencionales. Solo para amantes del pasado.

El puerto del Escudo se encuentra en el cordal montañoso que separa los valles cántabros de Iguña y Toranzo, y supone uno de los pasos naturales que comunican el sector central del litoral cantábrico con la meseta castellana. Por ese motivo, a lo largo de la historia, ha sido un paso obligado para cualquier invasión de Cantabria emprendida desde el sur; una constante que se repitió tanto en la Guerra Civil como en la de la Independencia (siglo XIX)

En un estrechamiento de dicha sierra fue hallado el primer complejo arqueológico de las Guerras Cántabras. Hasta entonces, la conquista romana del septentrión hispano había sido materia de leyenda. Todo lo que sabíamos sobre la guerra que enfrentó a las legiones con astures y cántabros era gracias a la obra de una serie de historiadores grecolatinos, cuya brevedad dio origen a infinidad de teorías contrapuestas que trataban de localizar los emplazamientos citados por las fuentes (Aracillum, Bergida o el monte Medulio) en distintos puntos comprendidos entre Galicia y Navarra.

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Calzada romana de acceso al yacimiento cántabro./mon

Fue en 1996 cuando el historiador Eduardo Peralta, junto a Federico Fernández y Roberto Ayllón, descubrió el complejo de asedio al castro de la Espina del Gallego. Se trata de una pequeña fortificación de planta triangular que cierra el paso por el collado a cualquier fuerza militar que avanzaba desde el sur. A pesar de presentar tres líneas concéntricas de murallas, parece ser que las dos exteriores fueron erigidas por una guarnición romana que permaneció, tras ser tomado el emplazamiento, en un barracón de unos cien metros de longitud situado en la estrecha cima. Entre el abundante material arqueológico exhumado, destacan dos puntas de proyectiles de scorpio (catapulta), que evidencian el fuego artillero al que fueron sometidos los defensores, además de un tesorillo de nueve denarios.

El ejército romano, compuesto por una legión (entre 4.000 y 5.000 hombres), habría avanzado por lo alto del cordal y acampó en una cumbre situada 2,5 kilómetros al sur. Se trata de Cildá, un campamento de campaña en el que los legionarios dormían en tiendas, defendido por un perímetro en planta de naipe formado por una fosa y un terraplén (agger), sobre el que se clavaban unas estacas portátiles de doble punta conocidas como pila muralis. Su extensión total era de 22 hectáreas, con un recinto central rectangular de cinco hectáreas y, hacia el noroeste, en dirección al castro asediado, una prolongación de las defensas con una fosa doble; hacia el sur hay otro añadido de planta triangular que abarca el resto de la cumbre.

Las excavaciones en Cildá han encontrado numeroso material militar romano, además de la vía pretoria que atravesaba el campamento y los restos de un edificio de zócalo de piedra, paredes de tapial y suelo de arcilla, que tal vez albergase alguna pequeña fortificación construida tras la toma del castro para controlar el corredor que les permitiría atravesar la cordillera. A otros dos escasos kilómetros, Peralta descubrió el castellum de El Cantón, un pequeño fortín de planta circular situado sobre un ramal de la sierra que desciende hacia el oeste. Con poco más de 7.000 metros cuadrados, como mucho pudo albergar a un par de cohortes de infantería o un ala de caballería.

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Alto del Portillón en la Espina del Gallego.

Al contrario que otros asedios, como Alesia o Numancia, en este caso el ejército romano no realizó una obra de circunvalación, pues se limitó a cortar los accesos al castro por el sur y el suroeste mediante estas dos fortificaciones y, una vez tomada, avanzó 12 kilómetros hacia el norte, hasta acampar en Campo de las Cercas (Corvera de Toranzo, Anievas y Arenas de Iguña), donde seguramente se reunió con otra legión que había desembarcado en la costa (la Legión IX) Con cerca de un kilómetro de longitud, su forma rectangular y alargada con dos cuerpos adosados sugiere que se trataba de un campamento para dos legiones.

En su día, Eduardo Peralta estableció como hipótesis que la Espina del Gallego fuese el castro de Aracillum o Racilum citado por los historiadores grecolatinos, tras cuya toma el hispano Paulo Orosio asegura que fueron conquistadas las partes ulteriores del territorio, cubiertas de bosques y próximas al mar. En todo caso, este complejo arqueológico evidencia que la línea de avance para la conquista romana de Cantabria se realizó por lo alto de esta línea de cumbres. Algo que también se constata en territorio astur, gracias al yacimiento arqueológico de La Carisa, entre los concejos de Aller y Lena. Ante las fortificaciones indígenas del Homón del Faro fue construido el campamento romano del Monte Curriechos.

Dónde dormir: Hotel Posada Del Pas; Carretera Nacional 623, San Vicente de Toranzo (Cantabria); teléfono: 942594411.

Dónde comer: Restaurante Casa Casado; Barrio de San Vicente de Toranzo, 0 (Cantabria); teléfono: 942597661.

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