Por Ignacio Mª Zangitu Castro
CAPÍTULO IV
Con la flota vasca
A principios de 1937 el Gobierno Vasco, después de haber fortificado los enclaves costeros y previniendo un fuerte bloque al puerto de Bilbao, estaba artillando su flota pesquera, principalmente los barcos grandes de pesca de altura así como algunos mercantes requisados al efecto. Con el fin de reforzar esta improvisada flota, el Gobierno Republicano decidió enviar en su ayuda los dos destructores rápidos, el "Ciscar" y el "José Luis Díez". La labor principal de ambos barcos fue la de dar escolta a los numerosos convoyes de suministro que procedentes de Inglaterra arribaban a Bilbao. Estos suministros, bien en forma de comestibles, materias primas o armamento eran fundamentales para la defensa de Bilbao y sus frentes.
Las labores de escolta se centraban en las 50 millas que comprendían la llegada a puerto desde las aguas internacionales. Los intercambios de fuego artillero eran frecuentes entre los dos destructores, la flota auxiliar, que así se llamaba, y el "Almirante Cervera" el cual con su superior potencia de tiro hundía con cierta frecuencia los barcos de suminitro.
Juan Antonio no dejaba de notar cada vez menos entusiasmo entre los mandos de ambos barcos, estos con sus mentes afines al mando rebelde, las misiones de ambos buques cada vez se hacían más chapuceras. Así fue como el día 21 de mayo del 37 el Ciscar abordó sospechosamente en el Abra al submarino D-18 provocando su inmediato hundimiento. Otro caso similar había protagonizado el "José Luis Díez" un mes antes, al derribar supuestamente por error al aviador lider de la avición republicana Felipe del Río, el cual con solamente 21 años ya había derribado siete aparatos enemigos.
Como consecuencia de estas desgraciadas actuaciones, el 31 de mayo fuerzas de la policía y del ejército vasco asaltan en El Abra a ambos buques deteniendo a sus mandos y tripulantes que fueron sustituídos por mandos y marineros vascos. La excepción fue nuestro protagonista que libre de toda sospecha fue promovido a comandante del Ciscar. Tenía 26 años y seis meses de antigüedad en el empleo de Alférez de Fragata.
La situación en el Golfo de Bizkaia comenzó a dar un brusco cambio a finales de primavera. Al almirante Cervera se le había unido el poderoso crucero Canarias, la bestia negra de la marina nacional. Este enorme buque botado el 28 de mayo de 1931, con sus 200 metros de eslora, 8 piezas de artillería de 203 milímetros y otras 8 de 120 milímetros, amén de sus ametralladoras, lanzatorpedos y otros ingenios bélicos, se había desplazado desde el mar mediterráneo con el fin de intervenir en la caída del frente vasco. Con sus 13000 toneladas de desplazamiento y más de 1000 tripulantes, enfrentarse a este barco era una misión suicida.
En esta tesitura el "Ciscar" y el "José Luis Díez" comenzaron una nueva misión consistente en evacuar de Bilbao a Francia a las personas que con el enemigo a las puertas, tenían que expatriarse si querían salvar sus vidas. Cargos políticos, militares y sindicales, se tuvieron que valer de estos buques y de otros de la Marina Auxiliar para ponerse a salvo.
Al regreso de una de estas misiones y a pocas fechas de la ocupación de Bilbao por las tropas franquistas, el "canarias" sorprende a los dos destructores a la altura del cabo Matxitxako, comienza a disparar sus salvas a 20 kilómetros pero tiene que alejarse al recibir cumplida contestación desde las baterías costeras de Punta Lucero. Sin otra opción, los dos destructores pusieron rumbo a su base de orígen en el Musel.
Todas las unidades de la Flota Auxiliar que pudieron hacerlo, también evacuaron hacia Santander o Asturias.
La Guerra en el golfo de Bizkaia había terminado.
Próximo capítulo
Cambio de barco
Imagen:
El José Luis Díez, en Usuaris