Es bien conocido por los lectores de este blog el rechazo que me causó el último trabajo de Quentin Tarantino en la dirección: Malditos Bastardos. No voy a reincidir en la explicación de los diferentes elementos que me llevaron a opinar de esta forma. Para ello ya hice un artículo en su momento. En esta ocasión, lo que quiero es referirme a la única escena que me gustó del film. Fue en el momento en que pensé que quizá la conclusión de la película estaría a la altura de lo que esperaba. Pero no fue así.
En la escena que quiero comentar asistimos a los preparativos que Shosanna Dreyfuss (Mélanie Laurent) realiza ante el próximo gran estreno que se va a producir en su sala de cine y que reunirá a la flor y nata de la jerarquía nazi. Dreyfuss, sedienta de venganza, quiere hacer justicia a lo grande y tiene previsto desatar su ira de una forma brutal e impactante.
Pero esta promesa se acaba materializando siguiendo el tono cómico y absurdo del resto del film y, por tanto, la conclusión no puede sacar a la película de la mediocridad.
Hay que reconocer que uno de los grandes inputs de Tarantino es el buen gusto que suele tener para elegir las canciones que acompañan a sus films. Por un momento, el director de Tennessee, recuperó su brillantez al enmarcar la escena que nos ocupa con una canción compuesta por Giorgio Moroder e interpretada por David Bowie en 1982. Su título "Cat People". Gracias a esta canción y a la buena planificación de la escena a nivel técnico se nos emplaza a ver un final apoteósico, espectacular. Por desgracia, esas buenas intenciones no se acaban confirmando.