Antes de su celebración me atreví a vaticinar que si la respuesta del referéndum era positiva sobre el Brexit se producirían verdaderos ataques de histeria periodística sobre sus resultados.
Mi previsión fue correcta aunque falló en dos aspectos, primero la calificación de la reacción como histérica queda muy corta, la sarta de barbaridades que se publican es increíble y segundo, se prevén desastres sin fin para el Reino Unido, pero poco o nada para el resto de Europa, cuando en mi opinión basta estudiar cuatro cifras para darse cuenta que debido a las medidas estúpidas que impulsa la U.E., a los países que no pertenecen a la U.E. la economía les funciona mucho mejor que a los pobres que deben cumplir órdenes de la Loca de Berlín. Aunque parezca una paradoja, las dificultades para el manejo de la economía son mucho mayores en la U.E. que fuera de ella, y para no insistir más en algo que he repetido un montón de veces, al que dude de esta afirmación que entre en una de las varias páginas web que publican datos económicos por país, Eurostat de la U.E., la del Banco Mundial y varias otras, y compare los resultados económicos durante y a la salida de la crisis de países europeos pertenecientes o no a la U.E. y de paso compare también los datos de Grecia e Islandia, países que estaban quebrados al inicio de la crisis, uno fue “rescatado” por la U.E. y está más y más quebrado cada día que pasa, mientras el otro tuvo que espabilarse por sus propios medios y hace años que salió de la crisis brillantemente, metió a seis banqueros en la cárcel y llevó a juicio al presidente del gobierno, mientras los responsables del desastre griego siguen en su casa cobrando sueldos o pensiones sustanciales. También, si se quiere, se pueden observar los volúmenes de deuda pública desde 2010, período en que en los países que han tenido la desgracia de tener que obedecer a la Loca de Berlín, como le ha ocurrido a España, han visto aumentada su deuda de manera espectacular por aplicación de unas medidas, que todavía se mantienen, que tenían que reducirla. Más estúpido y absurdo imposible.
Pero no es solo sobre cuestiones económicas que se están diciendo barbaridades, y aquí van dos ejemplos. La Vanguardia ha mandado a Londres como enviada especial a Anna Buj, la periodista a quien me referí en mi nota del 16 de junio, IZQUIERDA ISLAMICA, que tiene un amigo musulmán en Florida donde lidera la CAIR, organización islamista radical, del que ha publicado varias entrevistas en La Vanguardia, la última con motivo de la matanza de Orlando, en las que nos desasna explicándonos lo buenísimas personas que son los islamistas radicales injustamente difamados por islamófobos como yo. Esta vez la señora Buj ha demostrado que no precisa entrevistar a su amigo musulmán para decir barbaridades. El domingo 26 publicó un artículo sobre los pobrecitos trabajadores extranjeros en el Reino Unido y lo mal que los tratan los británicos por culpa de su xenofobia, causa principal del Brexit. Ni una mención remota a las razones reales del problema de los inmigrantes, la deportación de delincuentes habituales prohibida por la U.E. y la invasión de europeos del este que no tienen ningún interés en conseguir un empleo sino en vivir del cuento y a cuenta de las ayudas sociales. La tesis de “eso” que para entendernos llamaré artículo es que si los europeos del este trabajan es porque los británicos los explotan en condiciones inhumanas y sueldos de miseria. En un párrafo del “artículo” pone en boca de un camarero polaco la frase “los británicos son vagos”. Debe ser por esta razón, la vagancia de sus habitantes, que el Reino Unido es uno de los países más ricos del mundo mientras Polonia fue, junto con Austria, el mayor colaborador europeo de la Alemania nazi, sobre todo a la hora de eliminar judíos, y otros grupos considerados escoria por los nazis, en siniestros campos de concentración en Polonia con la colaboración entusiasta de la mayoría de los polacos que fueron en proporción los que delataron a más personas que acabaron siendo víctimas de los campos de exterminio, y hoy vuelven a las andadas dentro de la U.E. con el régimen de los hermanos Kackzinsky, de los que afortunadamente ya solo queda uno. Si mi país tuviese esta historia reciente, en el lugar del camarero polaco, yo al menos me callaría. Al día siguiente doña Anita volvió a lucirse con otro artículo en el que pronosticaba un desastre a los trabajadores extranjeros, sobre todo camareros que parecen ser los únicos con los que ha hablado, porque serán despedidos y deportados de mala manera, y como que en su lugar tendrán que contratar británicos con sueldos mucho más elevados, los tés, cafés, bocadillos, Fantas y demás aumentarán mucho sus precios, lo que acabará arruinando a muchos británicos. Me atrevería a aconsejar a doña Anita que se ponga una nariz roja de payaso y vaya a explicar sus grandes teorías a la Facultad de Económicas de Barcelona. Se lo pasarían en grande. Afortunadamente al lado de los “artículos” de Anita aparecen los de Andy Robinson, que también es bastante duro con el Brexit, pero sin soltar estupideces.
Por cierto he empezado a leer un libro de Andy Robinson “Off the Road. Miedo, Asco y Esperanza en América”, y lo que llevo leído ya lo hace muy recomendable tanto si se conocen los USA como si no, porque lo que allí ocurre nos afecta a todos y a fondo.
El segundo ejemplo apareció en la página web de El Periódico donde una noticia se refería a un caso de xenofobia contra inmigrantes en el Reino Unido cuando tres jovencitos medio borrachos increparon a un inmigrante y le gritaron que bajase del tranvía en que viajaba. Lo que no decía la noticia pero se ve en el video es que fueron los tres chavales los que tuvieron que bajar del tranvía porque la mayor parte de los otros pasajeros se les enfrentaron.
Curiosamente ningún periodista se ha referido al tema que más se debatió antes del referéndum y que ha tenido mucho peso al decidirse por el Brexit: la falta de control parlamentario en Bruselas. En el caso de doña Anita se entiende que lo ignore porque ningún camarero polaco se lo debe haber comentado. El tema es que por un lado está el Parlamento Europeo y por otro la Comisión Europea, el gobierno de la U.E. presidida nada menos que por ese ejemplo de deshonestidad que se llama Jean-Claude Juncker, pero ambos funcionan casi de manera independiente, el Parlamento Europeo tiene escasa influencia sobre la Comisión, y esta puede tomar muchas decisiones sin precisar la aprobación del Parlamento. La consecuencia es una Comisión Europea que con frecuencia actúa y decide sin el más mínimo control parlamentario, de manera totalitaria en Europa en pleno siglo XXI. Tema agravado por el hecho de la inmensa idiotez de que el Parlamento Europeo tenga su sede en Bruselas pero se reúna en Estrasburgo, lo que supone el gasto y desperdicio de muchos millones de Euros cada vez que hay sesión parlamentaria.
El proceso del Brexit será complejo y complicado y la U.E. ya ha empezado a demostrar que la E es por estúpida porque están exigiendo al Reino Unido que se desconecte de inmediato y casi sin negociación. Entendería que los que mandan en la Unión, es decir Angela Merkel, dijese alto y claro cuáles son los puntos en que no van a transigir en cuanto al estatus del Reino Unido fuera de la U.E., pero poner límites de tiempo a una negociación complicada es otra prueba de lo que son: idiotas. Encima Jean-Claude Juncker y el clown británico Nigel Farage (del que se ha llegado a decir que el Brexit ha triunfado a pesar de él) montando numeritos en el Parlamento Europeo.
Por cierto, desde Juncker a Merkel han felicitado efusivamente a Rajoy por su victoria en las pasadas elecciones y han manifestado el deseo de que forme gobierno cuanto antes. Está más que claro que para cumplir de manera correcta con las normas europeas estúpidas como las referidas al límite de déficit presupuestario y la absurda austeridad extrema deben efectuarse recortes importantes que provoquen el máximo perjuicio a la ciudadanía, labor en la que Rajoy saca siempre calificación de excelente. El que la corrupción, en la que están fuertemente implicados Rajoy y su partido, se haya comido una cifra muy superior al exceso de déficit es irrelevante porque de algo tienen que vivir muy bien sus colegas españoles, y por supuesto, nada de mandar banqueros y gente importante a la cárcel como hicieron los islandeses. La liberación de Blesa, que había ingresado en la cárcel por decisión de un juez que no se entera debió aumentar en mucho la ya excelente calificación de Rajoy en la U.E.
Siento tener que decir que yo también me largaría, si pudiese, de esta U.E. Por supuesto que si solucionase sus problemas y dejase de ser Unión Estúpida estaría encantadísimo y volvería a creer en la Europa unida, pero esta transformación no diré que sea imposible, pero si extremadamente difícil. Puedo estar de acuerdo con los que afirman que la solución es más Europa, pero con otra Europa muy reformada, democrática, y con su centro de gravedad en el Parlamento Europeo, porque más de la actual solo hará que multiplicar el problema, que no está en el Reino Unido sino en la U.E.
Por cierto. Justo debajo del articulo de Anna Buj en La Vanguardia del domingo 26, aparece otro artículo corto del corresponsal en Hong Kong en el que informa que el medio periodístico oficial del gobierno Chino ha criticado el referéndum del Brexit porque no tiene sentido que un montón de votos afecten al futuro de un país. Mira por donde, el régimen comunista Chino tiene exactamente la misma opinión sobre los referéndums que Felipe González, Mariano Rajoy, Jorge Fernández Díaz, Pedro Sanchez, Susana Díaz, Alberto Rivera, Juan Carlos Girauta y muchos otros españoles, muy españoles y mucho español.