Era una unidad de caballería pesada en la que tanto el jinete como el caballo portaban armadura. Si bien es cierto que su poder de choque era más que significativo y su invulnerabilidad casi total, adolecía de defectos notorios: tanto el jinete como el caballo se cansaban pronto, se movían más lentamente que otras caballerías y eran poco aptos para una lucha prolongada en el desierto.
Catafractos antes de una batalla |
Poseían una capacidad de maniobra mucho mayor que la de las indisciplinadas caballerías pesadas occidentales. Los catafractos, que cargaban en formación más ordenada, podían efectuar ataques envolventes, por el flanco, cargas frontales e incluso hostigamiento, ya que en ciertos periodos se les dotó de armas ligeras.
Tras su uso regular por parte de los persas, los catafractos fueron adoptados como tropas de élite romanas, siendo el germen de la caballería pesada en Europa Occidental y dando lugar, en el Imperio Bizantino, a una continuación del mismo modelo, pero con estribos añadidos, lo que convirtió a los catafractos bizantinos en una fuerza de choque casi irresistible. Con el general Belisario, constituyeron uno de los factores determinantes para la reconquista, por parte de Justiniano, de gran parte del Imperio Occidental.
Pueblos, estados o grupos tribales que utilizaron catafractos a lo largo de su historia, de mayor a menor importancia en su uso, fueron:Imperio aqueménida, Imperio parto, sármatas, armenios, Imperio seléucida, Reino de Pérgamo, Imperio sasánida, Imperio romano, Imperio bizantino.
EQUIPAMIENTO
Llevaban una armadura de escamas en el torso, o cota de malla, yelmo cerrado cubriendo completamente la cara, y un escudo pequeño. Los caballos estaban también protegidos habitualmente por una cota de escamas. Las armas ofensivas consistían en una lanza, una espada, maza, arco y dardos. Su fuerza no estaba solamente en el impacto de la carga: dadas sus protecciones pesadas, eran prácticamente la única caballería de la historia que podía mantener combate cerrado con la infantería durante un tiempo prolongado.
Durante siglos fueron en Europa Oriental lo que habían sido antes los legionarios romanos. Tras la derrota en la batalla de Manzikert en el año 1071, a manos de la rápida caballería ligera de turcos selyúcidas, prácticamente desaparecieron de la historia.