La UE no puede despojar a los ciudadanos de sus derechos de
forma unilateral. Por lo tanto, Cataluña y España seguirán siendo miembros de
pleno derecho de la UE.
Asamblea Nacional Catalana. Razón núm. 14
Lo dijo Blas, punto
redondo, los independentistas determinan y deciden, no les cabe pensar que quizás
las leyes que conforman la Unión Europea -500 millones de habitantes la UE, de
los cuales 300 millones son la eurozona- no les permitan tener razón. Europa no
despoja a los ciudadanos catalanes de sus derechos, en el caso de una secesión,
son los independentistas quienes lo hacen, son ellos quienes toman la decisión
unilateral de salirse de España, por tanto despojan a los ciudadanos catalanes
de los derechos eurocomunitarios. España es el estado firmante de los tratados
de la UE, la eurozona, Schengen… los catalanes son europeos, políticamente
hablando, en tanto son españoles, ciudadanos del estado firmante, no existen
territorios miembros, sino Estados firmantes de los tratados. La idea de
salirse de España, comporta salir de Europa, para luego volver a solicitar la
entrada negociando los acuerdos de asociación que decidan, es como poco, estrambótica.
Salir para
luego volver a entrar, romper una situación queriéndola reconstruir poco
después, ¿Y si la nueva situación encontrara dificultades que retrasaran varios
años la solución ideal? Y si no fuera posible ¿quien se responsabilizaría y en
qué manera?
La adhesión de un nuevo socio representaría
modificar los tratados existentes por lo que requeriría la aprobación por
unanimidad de los estados firmantes, por lo tanto no cabe la ilusión de salir
Cataluña de España y por tanto de la UE y eurozona y seguir, una vez fuera como
nuevo estado dentro, perteneciendo de pleno derecho a la UE. Es un absurdo. En
un trabajo del año 2000, Andrés Ortega y
José M. Areilza, ‘Excisión y Permanencia
en la Unión Europea’, ‘Prospectia’, realizaron una prospectiva sobre el
asunto, a partir de la experiencia y leyes comunitarias llegando a la
conclusión de imposibilidad de salida y entrada, poniendo el acento en la
pretensión europea de integración como fuente básica de la creación de la UE y
citan los casos producidos en la CEE/UE: Groenlandia, salida sin secesión, a
petición propia; Argelia, declaración de independencia y constitución como
nuevo estado, implicó su salida; la integración de la RFA por Alemania, supuso
la inclusión automática.
El proceso soberanista parece estar
repleto de ocurrencias aprovechando la coyuntura que presentaba la sentencia del
Estatut, la crisis económica y el tricentenario de 1714. Las decisiones que se
conocen están sustentadas en castillos de naipes, pero arrastrarían a millones
de personas sin estar soportadas en acuerdos que permitan conocer con claridad
los riesgos y costes para ser tomadas. El eje de agitación y propaganda ha sido
un éxito para el independentismo, no así la seriedad y rigor que debería
acompañar un proceso plagado de incertidumbres que permitiera tomar decisiones
soportadas en evidencias o cuanto menos contar con supuestos lo más ciertos
posibles como consecuencia de algunos acuerdos o pactos con las partes, en este
caso el Parlamento español.
Desconocemos una propuesta concreta realizada
por la Generalitat al Gobierno y Parlamento español sobre la pretendida
independencia, solo unas frases que marcaban deseos no ajustados a la realidad,
como el de Catalunya independiente que nacería como estado en la UE, por el
simple hecho de desearlo, desmentido ampliamente por la legalidad vigente. La
cantidad de cribas legales que debería pasar una asociación o acuerdo de un
nuevo estado, imprescindibles gran parte de ellos con la aprobación de España lo
explica muy bien un experto –‘1.960 escalones’ de José Ignacio Torreblanca-también conocemos variadas
declaraciones de autoridades de la UE que poco a poco se manifiestan en el
sentido de que una secesión de una parte de un estado miembro quedaría fuera de
la UE y para entrar como nuevo estado miembro tendría que solicitarlo siendo
necesaria la aprobación de todos los países, de forma unánime, tal como se
toman las decisiones en la UE.
Quieren convencer a grandes grupos de población de que la
independencia es posible, sencilla de realizar y sin costes aparentes. Una vez
más en la propaganda por la independencia parece que establecieron las
conclusiones al principio, a partir de las cuales elaboran unos supuestos que
sin duda conducen al objetivo deseado. La cuestión es que parten de entrada de
supuestos improbables, al menos en el corto plazo, pertenencia de pleno derecho a la UE, proceso pacífico sin violencia,
con traspaso de derechos y obligaciones ecuánimes… planteado sin
negociación y con avisos de declaración de forma unilateral, suena un poco raro
que obtuviera los resultados que predicen. Pertenencia a la UE de pleno
derecho, implica aceptar la política de solidaridad europea, uno de sus pilares
básicos, los que tienen rentas altas contribuyen hacia los que tienen rentas
bajas, si la negativa a contribuir en España es lo que les fuerza a irse, ¿como
pretenden entrar fácilmente en un club que tiene como una de sus principales señas
de identidad la solidaridad interregional? ¿Cómo explicar esta contradicción?
En los presupuestos comunitarios 2004-2010 tienen un ejemplo que choca
frontalmente con un principio básico que defiende el independentismo en su
propaganda, su objetivo dicen, es conseguir que su contribución revierta
íntegramente a ellos, por el contrario los presupuestos de la UE citados
muestran una contribución de España del 9%, mientras que en la distribución de
fondos nos toca un 13%, los ricos como Alemania, -DE-, contribuyen con un 20% y
recibirán un 12%.
Ambos cuadros son de: Evaluation of benefits to the EU-15 countries
resulting from the implementation of Cohesion Policy in the Visegrad Group
countries. Warsaw,
December 2011