Una primera mirada basada en datos nos
servirá para ver de dónde venimos y donde estábamos al comienzo del siglo. En
el cuadro de Convergencia de las CCAA con la UE, 1980-2001, se muestra para los
años 1980 y 2001, período democrático anterior a la crisis actual, el nivel
relativo de riqueza PIB per cápita de las CCAA en relación con la Unión
Europea, reducida, antes de la ampliación a 27 –hoy 28-. La comparación pues
será con UE-12 en 1980 y UE-15 en el año
2000, estableciendo la media de la UE en 100. En el año 1980 ninguna Comunidad
española de las 17 llegaba en PIB per cápita a la media europea, lo que sí
hacen en el 2001 cinco de ellas entre
las cuales está Cataluña y otras cinco más crecen y se aproximan a los valores
que tenían las avanzadas de 1980. Quedan rezagadas en la cola, Extremadura y
Andalucía, seguidas de Castilla-La Mancha y Galicia. Entre medias en la zona
fría algo más templadas, Canarias, Castilla, Asturias y Murcia.
‘Lecciones de economía española’ VVAA. Directores, José L. García Delgado y Rafael Myro. Thomson, Civitas. 7ª ed. 2005
La mayor operación de solidaridad de la historia
Crónica de la política regional de la UE en España. José Luis Gonzalez Vallvé
Miguel Ángel Benedicto Solsona. Comunidades Europeas, 2006
La
UE no puede despojar a los ciudadanos de sus derechos de forma unilateral. Por
lo tanto, Cataluña y España seguirán siendo miembros de pleno derecho de la UE.
Asamblea
Nacional Catalana. Razón núm. 14
Lo dijo Blas, punto
redondo, los independentistas
determinan y deciden, no les cabe pensar que quizás las leyes que conforman la
Unión Europea -500 millones de habitantes la UE, de los cuales 300 millones son
la eurozona- no les permitan tener razón. Europa no despoja a los ciudadanos
catalanes de sus derechos, en el caso de una secesión, son los independentistas
quienes lo hacen, son ellos quienes toman la decisión unilateral de salirse de
España, por tanto despojan a los ciudadanos catalanes de los derechos
eurocomunitarios. España es el estado firmante de los tratados de la UE, la
eurozona, Schengen… los catalanes son europeos, políticamente hablando, en
tanto son españoles, ciudadanos del estado firmante, no existen territorios
miembros, sino Estados firmantes de los tratados. La idea de salirse de España,
comporta salir de Europa, para luego volver a solicitar la entrada negociando
los acuerdos de asociación que decidan, es como poco, estrambótica. Salir para luego volver a entrar,
romper una situación queriéndola reconstruir poco después, ¿Y si la nueva
situación encontrara dificultades que retrasaran varios años la solución ideal?
Y si no fuera posible ¿quien se responsabilizaría y en qué manera?
La
adhesión de un nuevo socio representaría modificar los tratados existentes por
lo que requeriría la aprobación por unanimidad de los estados firmantes, por lo
tanto no cabe la ilusión de salir Cataluña de España y por tanto de la UE y
eurozona y seguir, una vez fuera como nuevo estado dentro, perteneciendo de
pleno derecho a la UE. Es un absurdo. En un trabajo del año 2000, Andrés Ortega y José M. Areilza, ‘Excisión y Permanencia en la Unión Europea’,
‘Prospectia’, realizaron una prospectiva sobre el asunto, a partir de la
experiencia y leyes comunitarias llegando a la conclusión de imposibilidad de
salida y entrada, poniendo el acento en la pretensión europea de integración
como fuente básica de la creación de la UE y citan los casos producidos en la
CEE/UE: Groenlandia, salida sin secesión, a petición propia; Argelia,
declaración de independencia y constitución como nuevo estado, implicó su
salida; la integración de la RFA por Alemania, supuso la inclusión automática.
El proceso soberanista parece estar repleto de ocurrencias aprovechando la
coyuntura que presentaba la sentencia del Estatut, la crisis económica y el
tricentenario de 1714. Las decisiones que se conocen están sustentadas en
castillos de naipes, pero arrastrarían a millones de personas sin estar
soportadas en acuerdos que permitan conocer con claridad los riesgos y costes
para ser tomadas. El eje de agitación y propaganda ha sido un éxito para el
independentismo, no así la seriedad y rigor que debería acompañar un proceso
plagado de incertidumbres que permitiera tomar decisiones soportadas en
evidencias o cuanto menos contar con supuestos lo más ciertos posibles como
consecuencia de algunos acuerdos o pactos con las partes, en este caso el
Parlamento español.
Desconocemos
una propuesta concreta realizada por la Generalitat al Gobierno y Parlamento
español sobre la pretendida independencia, solo unas frases que marcaban deseos
no ajustados a la realidad, como el de Catalunya independiente que nacería como
estado en la UE, por el simple hecho de desearlo, desmentido ampliamente por la
legalidad vigente. La cantidad de cribas legales que debería pasar una
asociación o acuerdo de un nuevo estado, imprescindibles gran parte de ellos
con la aprobación de España lo explica muy bien un experto –‘1.960 escalones’ de José Ignacio
Torreblanca- también conocemos variadas
declaraciones de autoridades de la UE que poco a poco se manifiestan en el
sentido de que una secesión de una parte de un estado miembro quedaría fuera de
la UE y para entrar como nuevo estado miembro tendría que solicitarlo siendo
necesaria la aprobación de todos los países, de forma unánime, tal como se toman
las decisiones en la UE.
Quieren convencer a la
población de que la separación es posible, sencilla y sin costes aparentes. Una
vez más en la propaganda por la independencia parece que establecieron las
conclusiones a priori, a partir de las cuales elaboran supuestos que sin duda
conducen al objetivo deseado. La cuestión es que parten de entrada de hipótesis
improbables, al menos en el corto plazo, pertenencia
de pleno derecho a la UE, proceso pacífico sin violencia, con traspaso de
derechos y obligaciones ecuánimes… ¿planteado sin negociación y con una declaración
de forma unilateral? suena un poco raro que obtuviera los resultados que
predicen. Pertenencia a la UE de pleno derecho, implica aceptar la política de
solidaridad europea, uno de sus pilares básicos, los que tienen rentas altas
contribuyen hacia los que tienen rentas bajas, si la negativa a contribuir en
España es lo que les fuerza a irse, ¿como pretenden entrar fácilmente en un
club que tiene como una de sus principales señas de identidad la solidaridad
interregional? ¿Cómo explicar esta contradicción? En los presupuestos
comunitarios 2004-2010 tienen un ejemplo que choca frontalmente con un
principio básico que defiende el independentismo en su propaganda, su objetivo
dicen, es conseguir que su contribución revierta íntegramente a ellos, por el
contrario los presupuestos de la UE citados muestran una contribución de España
del 9%, mientras que en la distribución de fondos nos toca un 13%, los ricos
como Alemania, -DE-, contribuyen con un 20% y recibirán un 12%, Francia da un
17% y recibe un 13%, Italia da un 13% y recibe 10%, el Reino Unido da un 11% y
recibe 7%.
Evaluation of benefits to the EU-15 countries resulting from the
implementation of Cohesion Policy in the Visegrad Group countries. Warsaw,
December 2011.
Al independentismo
tradicional le importa un carajo la integración en la UE, ellos quieren irse de
España y ser un estado independiente por encima de todo y cueste lo que cueste,
lo cual es muy respetable, pero no las triquiñuelas y manipulación. El problema
les surge cuando los adeptos por la independencia no aumentan durante años y
entonces recurren a una panoplia de argumentos para sumar descontentos que
crecen con la crisis, así los argumentos para la independencia tienen el objetivo de sumar por
encima de cualquier otro y dará igual
que sean contradictorios entre sí, ahora la integración en Europa se convierte
en algo muy importante para aquellas personas que sin ser independentistas se
pueden sumar a la independencia. Es entonces cuando la política europea empieza
a tener importancia para los independentistas, les resulta secundaria, pero
necesaria para conseguir sus objetivos.
Catalunya
sería miembro de pleno derecho de la UE; El proceso seria pacífico y sin
violencia; Los traspasos de derechos y obligaciones entre los dos Estados
serian
ecuánimes y se harían generando las mínimas incertidumbres; No habría cambios
radicales en el marco legal; El sistema financiero operaría como ahora; El
sistema fiscal sería similar al actual; El boicot sobre los productos de
consumo final y de consumo intermedio afectaría al 40% y el 20% de las ventas
actuales en el mercado español; Los gastos generados por el hecho de ser un
estado en lugar de una región española seguirían una estructura similar a la
actual en proporción a la población.
CCN.2011. Boicot
comercial de España.
El Circle Catalá de Negocis,
establece en su propaganda independentista que un boicot comercial de España
fracasaría, o tendría pobres resultados, en el caso de una secesión. A pesar de lo que escriben, no sería extraño que el proceso redujera los
flujos económicos interpeninsulares, de los que ahora se benefician ampliamente
las empresas catalanas –en comercio de bienes cerca de 50.000 millones de euros
en 2010 de los 250.000 millones que se intercambian entre todas las regiones,
un 25% del total- aplicando campañas directas de boicot a productos catalanes,
pasando por desinversiones y deslocalización de empresas, como consecuencia de
la salida de la UE, instalación de fábricas de productos competitivos en otros
lugares de España, batallas diplomático comerciales, expulsión de los mercados
de la UE en las condiciones que tienen ahora, lo cual supondría aranceles para
los productos catalanes una vez que se hubiera negociado convenios comerciales
que tardarían años en fructificar… todo repercutiría lógicamente rebajando el
PIB a ambos, seguramente en mayor medida que el famoso déficit fiscal.
Resultan contradictorios algunos puntos, como el del sistema fiscal similar al actual.
¿Mantenerlo similar cuando es uno de los ejes feroces del enfrentamiento?,
¿pretenden decir que recaudaría lo mismo y que la ventaja estaría en que no
repartiría a nadie, por lo que todo se quedaría allí? Eso resulta incongruente
con solicitar el ingreso en la UE, una de cuyas bases contempla la solidaridad
interregional. Puesto que es una de las regiones ricas, como no se cansan de
repetir los soberanistas, tendrían que contribuir al conjunto, de tal forma que
el resultado sería muy similar al actual. Pero entonces ¿por qué separarse? Y
encima utilizando esa argumentación. Durante años España ha recibido ayudas de la UE, han sido gigantescas,
-doblan sobradamente nuestras contribuciones, saldo financiero de unos 118.000
millones de €, muchas ayudas fueron a Cataluña –para situar el volumen comparen
el Plan Marshall americano sobre Europa después de la II Guerra Mundial,
1948-52 fueron 13.000 millones de dólares, equivalentes a unos 95.000 millones
actuales-. Ayudas que podrían acabar ya que el crecimiento económico ha
permitido igualar los territorios europeos y quedaremos fuera de las mismas con
la entrada de otros países del Este más pobres. Ahora tocará dejar de recibir y
empezar a contribuir si estamos por encima de la mayoría de los 28, ya que en
la UE se contribuye solidariamente, dependiendo de la riqueza, a lo cual
debemos entender que se negaría el nuevo estado catalán, para ser coherente con
su discurso soberanista actual, ya que dejar de contribuir en un sitio para
hacerlo en otro no parece congruente.
Respecto a los costes de la Administración del estado propio, si
fueran calculados como suele hacerlo la Generalitat en sus balanzas fiscales,
evidentemente sería imposible la apreciación que hacen, puesto que ahora evalúa
costes paupérrimos respecto a la aportación del Estado en Cataluña por la
administración de Justicia, Exteriores, Defensa, Servicios Sociales… En
relación al asunto del sistema financiero afirman, operaría como hasta ahora, y se quedan tan panchos. No parece que
esa sea la opinión de expertos, del Banco de España, del BCE, de los mercados,
bancos de inversión, brokers,… la escisión de Cataluña, representaría para
ellos la salida del euro, este sería uno de los temas de mayor nerviosismo,
porque nadie sabe sobre qué moneda actuaría el nuevo estado, ni si esa moneda
les serviría para financiarse y a qué costes, soportables o insoportables, o
cuanto modificaría los parámetros de competitividad que ahora consideran una de
sus fortalezas, la moneda que utilizaran y sus costes, que también afectarían
al crecimiento y austeridad, a la deuda. Sin definir la moneda resulta ridículo
afirmar que sería como hasta ahora, ¿pretenden decir que seguirían utilizando
el euro sin representación en el sistema europeo de bancos centrales, en el BCE,
sin intervenir en sus políticas? Y como financiarían sus bancos con el BCE que
probablemente no aceptaría sus garantías de aval, puesto que no forman parte de
la eurozona.
12 Una de las incertidumbres asociadas a una posible
independencia de Catalunya es su relación con Europa. Esta incertidumbre ha
sido creada por el gobierno español que, a diferencia del gobierno británico,
ha amenazado con vetar la pertenencia de Catalunya a la Unión Europea. Al
Col·lectiu Wilson se nos hace difícil pensar que la actual Europa democrática
se avenga a castigar a los ciudadanos de Catalunya (que, recordémoslo, llevan
casi 27 años siendo ciudadanos de la Comunidad Europea) quitándoles la libertad
que ahora tienen de circular, comerciar y hacer negocios en Europa. Col·lectiu
Wilson
El Colectivo Wilson, son un pequeño grupo de intelectuales
independentistas, que tiene enorme influencia y prestigio dentro del
movimiento. Más serio y riguroso que el CCN, en el punto anterior, aceptan la incertidumbre que supondría la relación
con Europa por una posible independencia de Catalunya, lo cual sería una de las
claves de la aceptación popular. Se equivocan respecto a la postura que dicen
mantendrá el Gobierno británico respecto a Escocia, porque no parece que estén
dispuestos a votar a favor o dar facilidades a los escoceses para su
separación, de hecho la campaña del gobierno Cameron es clara y tajante por el
no; y se equivocan también en que la
incertidumbre sobre el proceso catalán haya sido generada por el gobierno
español, puesto que quienes inician el proceso y quieren imponer sus
condiciones al margen de la legalidad actual son los soberanistas. La
responsabilidad de los actos es de quien los ejecuta inicialmente, no del resto
que responderá. El sentido del párrafo vuelve a utilizar el esquema victimista,
presentarse como agredidos por un ataque procedente del exterior, cuando son
ellos quienes inician el camino.
Supuesto que Cataluña se independizara unilateralmente, que es lo que
sugieren sectores independentistas, probablemente dejaría durante un tiempo,
-¿años, lustros, decenios?- a ese nuevo estado fuera de las instituciones
comunitarias europeas, al margen de la eurozona y con las ‘relaciones
peninsulares’ emponzoñadas lo cual agravaría sus problemas económicos y políticos,
dudo mucho, entonces pudieran obtener tantas supuestas ventajas competitivas
como dicen los defensores de la secesión. Por descontado los mayores agraviados
por el empeoramiento de sus condiciones de vida serían las clases populares,
los desfavorecidos, trabajadores, los vinculados con el estado de bienestar,
dependientes, parados, jubilados,… y no la burguesía catalana, precisamente
máximos impulsores soberanistas.
13 La hipotética decisión del gobierno español de impedir
la participación de Catalunya en las instituciones europeas no impediría a
Catalunya integrarse plenamente en el orden económico internacional.
El Colectivo Wilson, acepta como posibilidad quedarse fuera de las
instituciones europeas, reconocerlo al menos es un avance respecto a otros
sectores que luchan por la independencia, a pesar de que dicha postura sea
desconocida por decenas de miles de personas que están en el movimiento. Ahora
bien, siguiendo con su independentismo, afirman a continuación que, nada impediría a Catalunya integrarse
plenamente en el orden económico internacional. Esta aseveración tiene un
contenido si prescindimos de plenamente, que
podríamos considerar cierto, pero tiene otra interpretación política que está
relacionada con la fuerza necesaria hoy para poder influir en el orden
económico internacional que no podrá realizar nunca un pequeño estado. En el coctel que nos movemos de la
globalización, los mercados financieros y el ascenso de los países emergentes
nos encontramos que Alemania, siendo el mayor país de la eurozona queda muy
lejos por tamaño y potencia de poder influir en el mundo, así que cualquiera
del resto de estados europeos quedamos lejos; podemos intervenir en cuanto
Europa, integrados en un conjunto que nos dota de mayor fuerza y capacidad,
pero muy poquito como países independientes.
La construcción europea ha supuesto
una nueva relación entre regiones europeas, marco en el que se ha desarrollado
y crecido el nuevo soberanismo catalán. La integración implicaba una cadena de
cesión de soberanía en la UE, comercio, política exterior, medio ambiente,
energía, … la posterior ampliación al Este, el tratado de Lisboa, creación del
euro y la eurozona, el BCE, y ahora se dará otro paso adelante con la panoplia
de instrumentos apenas en embrión surgidos de la actual crisis que obligarán a
ceder mayor soberanía, bancaria, fiscal, monetaria, presupuestaria, etc. por lo
que amplias zonas de la política de cualquier estado de la eurozona se
desarrollan en distintas instancias europeas. Esta nueva realidad reduce
bastante el poder del Gobierno de España, muy alejado de aquella idea de
centralismo que existió en el pasado y en esta dinámica Cataluña quiere la
separación, entendible desde la óptica del espíritu independentista clásico,
pero no presentada como solución para todos los problemas ni para tener mayor
soberanía. El independentista dice: que
me dejen hacer lo que quiera en paz, como si ello fuera posible, hoy nadie
puede hacerlo, pero en todo caso, ¿y qué hacemos con la otra mitad que en el
mismo territorio quiere otra cosa?