Soraya Sáenz de Santamaría asegura que la huida de capitales de Cataluña ya no hace peligrar su economía como antes de aplicar el artículo 155, afirmación inexacta porque siguen huyendo algo más de treinta empresas al día.
Desde la declaración de independencia nonata de principios de octubre las que se fugaron están más cerca hoy de las 4.000 que de las 3.600
El gobierno necesita que alguien crea en la recuperación de la inversión gracias al 155, cuando su aplicación fue tan tímida que sólo reemplazó temporalmente la cabeza del golpismo, que además se dispone a volver a gobernar.
Las estructuras, legislación y formas de actuar del separatismo, construidas durante muchos años siguen incólumes y tienen hartos a buena parte de los empresarios.
No es sólo la imposición del etnicismo localista y la sustitución del cosmopolitismo por el catetismo, sino también el mantenimiento de insufribles controles e impuestos para sostener ese populismo tractoril parásito, y no mejores servicios al ciudadano.
Periodistas e intelectuales catalanes ajenos al nacionalismo publican en el digital “Crónica Global” el listado de las alrededor de treintena empresas diarias que siguen yéndose a otras partes de España según los registros de la propiedad
La gran estampida se produjo poco antes e inmediatamente después de la declaración de la nonata República, unas 2.500 empresas importantes, entre ellas Bancaixa y Banco Sabadell, que de seguir en Cataluña irían a la bancarrota antes de medio mes por la fuga de capitales.
Pero el coqueteo de Artur Mas con el independentismo desde 2014 ya había hecho escapar unas 3.000 empresas, lo que explica que sigan haciéndolo aún con el 155, y que la renta catalana esté ya en el cuarto lugar de las regiones españolas, cuando con Franco era la primera.
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