Creíamos que la Cataluña separatista estaba mentalmente enferma de psicopatía, pero ha contraído también la fiebre amarilla. Los enfermos suben cada día un peldaño en la escala de la provocación, acercándose a una violencia que pronto puede producir altercados graves y hasta muertos.
Después de haber inundado las ciudades de colgajos amarillos, ahora llenan las playas de cruces amarillas para recordar a esos delincuentes en la cárcel a los que ellos llaman "presos políticos", encerrados no por pensar sino por burlar las leyes.
La psicopatía es un trastorno antisocial de la personalidad que se envuelve en el odio y causa daños a los que considera enemigos, generalmente a todos los que piensan diferente. La psicopatía es la base del pensamiento nazi y del fascismo. La "fiebre amarilla" catalana no es una enfermedad infecciosa de origen vírico, producida por la picadura de un mosquito y que produce ictericia, sino una derivación psicopática que se manifiesta en una obsesión por el color amarillo, elegido por ellos como símbolo de su fe y de su lucha psicopática.
Algunas escenas vividas entre los obsesionados separatistas y los que se sienten españoles y reaccionan a sus provocaciones reflejan una peligrosa escalada de tensión y un ambiente que algunos definen como previo a un conflicto civil abierto, que se ha visto en los cortes de carreteras, enfrentamientos con la policía, siembra de lazos y cruces amarillas y otras manifestaciones.
Muchos expertos creen que Cataluña se dirige a toda velocidad hacia un escenario de violencia de baja intensidad, que otros definen como pre bélico, consecuencia de una estrategia planificada por los líderes separatistas, que saben que su única opción de alcanzar la independencia es que estalle un conflicto popular de grandes proporciones que asuste a la opinión pública mundial y que fuerce al gobierno de España a negociar la independencia catalana en una mesa.
Se acerca la temporada turística masiva y nadie duda de que será aprovechada por los psicópatas para elevar el grado de tensión y transmitir al mundo que Cataluña es una caldera rebelde a punto de estallar. El independentismo, dirigido y bien organizado y financiado, ni siquiera representa la mitad de la población catalana, pero su activismo psicopático lo hace parecer mayoritario.
El gobierno de España, desesperante en su pasividad, no utiliza sus recursos para frenar la escalada catalana y está dejando la solución del drama en manos de la Justicia, un camino eficaz, pero con limitaciones que los dirigentes nazis catalanes conocen a la perfección: los jueces no pueden meter en la cárcel a todo un pueblo en rebelión.
Cataluña es ya el primer problema de España, más que la corrupción y mas que el desempleo y la crisis económica. Es un tema obsesivo y peligroso que quita el sueño, enardece ee indigna a grandes masas de ciudadanos. Las próximas elecciones estarán marcadas por Cataluña, un terreno en el que tiene gran ventaja el partido Ciudadanos, que es el único que, junto con VOX, planta cara al separatismo y se enfrenta con los psicópatas y los enfermos de fiebre amarilla.
En el video que ilustra este artículo, convertido en viral con millones de visualizaciones, puede apreciarse claramente la elevada tensión producidas por los psicópatas y los enfermos de fiebre amarilla en Cataluña.
Francisco Rubiales