El Carlismo ha llevado al Parlament
una mayoría de independentistas, a pesar de haber sido derrotados en las urnas
por los constitucionalistas. Las elecciones las ha ganado C’s en la mayoría de
lugares ampliamente poblados. Y no, no se confunda nadie, no son un partido
fascista, lo cual debería estar definido por su ideología y su práctica, está bastante lejos de las definiciones teóricas sobre fascismo. Algo que no puede demostrar el independentismo catalán ni en su ideología ni en su organización ni en su práctica.
Si alguien llegó a pensar que por
convocar rápidamente elecciones en Cataluña todo quedaría resuelto, se
equivocó. Había que convocarlas, sin duda, el momento parece que ha demostrado
no ser el más adecuado a tenor de los resultados, que nos han vuelto a meter en
un nuevo lio.
Durante años por parte de los
indepes se han dicho tantas barbaridades, tantas mentiras, se han cometido tantas
tropelías, se ha oprimido tanto a más de la mitad de catalanes, que volver a la
normalidad requiere mucho tiempo y esfuerzo, para ir convenciendo a la mitad de
los indepes de que una ilusoria independencia nunca resolvería los problemas
del paro ni las desigualdades. Mucha firmeza y paciencia serán necesarias
porque cuando un ser humano toma una decisión, se apunta a un bando o a una
tribu, ni siquiera lee ni escucha argumentos de fuera de su círculo de
fanáticos, la realidad, para esa persona, solo existe dentro de ese círculo, de
ahí la necesidad tiempo para desarrollar argumentos. Convencer es la única
salida.
Participación record, estas sí
tenían tipo más plebiscitario que las del 2015. Si hablamos en términos
plebiscitarios, consideración del número de votos, han perdido los
independentistas, igual que en 2015. La mayoría de votos ha sido para los
partidos constitucionalistas, pero no así los escaños parlamentarios.
La trampa de la ley electoral hace
perder el Parlament a quienes sacaron mayoría de votos, un 10% más de votos han
logrado los constitucionalistas, pero les corresponden menos parlamentarios que
los que a los indepes, que perdieron las elecciones en votos, pero las han
ganado en escaños. Mal que le pese a Puigdemont que en su discurso dice haber ganado al Estado español en votos y
escaños.
Efectivamente, ha existido un pucherazo
que favorece los territorios carlistas hoy ocupados por el voto independentista,
a los nacionalismos. La ley electoral prima las zonas rurales sobre las
urbanas, lo tribal frente a lo industrial y urbano, prima la concentración del
voto y da mayor peso a unos votos que a otros. En Lleida tocan a 19.858
votantes por escaño, mientras que en Barcelona tienen un escaño por 46.775 votantes,
más del doble de votos por escaño, en Girona 29.396. Por tanto los votantes en
Gerona y Lérida están sobrerepresentados respecto a los de Barcelona.
La ley electoral española desde hace
40 años ha primado a CiU, a PNV,… sobre los partidos estatales; por ejemplo IU
siempre sacaba muchos más votos que los nacionalistas y obtenía muchísimos
menos parlamentarios. Este aspecto que siempre criticó la izquierda, ahora en
Cataluña vuelve a primar a los más nacionalistas, a los independentistas.
El caso que es que la gobernabilidad
parece extremadamente difícil en una sociedad partida al medio, encrespada y
agresiva, porque los indepes actuaban creyendo que Cataluña era solo suya y de
repente comprueban que hay gente, más de la mitad, que les exige compartirla.
La cuestión ahora es cómo resolver
los problemas. Lo de negociar situaciones concretas, de diario, se da por
hecho, pero el asunto es cómo resolver la problemática de la ilusión
independentista. Una opción es aceptar el status quo, Comunidad Autónoma,
España, Europa; otra salida es aceptar la independencia de Lleida y Gerona, dado
su voto indepe y dejar Barcelona y Tarragona constitucionalistas, aplicar el
derecho a decidir dentro de Cataluña. Otra posible vía es aprender de la Ley de
Claridad Canadiense, lo cual requiere esfuerzo y tiempo, pausa y estudio.
Si quieren ir abriendo boca, pueden
ver lo que escribí el 14 de septiembre de 2013 aquí en ‘Arian seis’: ‘’Catalunyasecesión. Claridad canadiense, I. Una aportación valiosa. Ley de Claridad Canadiense. Mientras tanto la ley electoral catalana hay que cambiarla urgentemente, al menos intentarlo, empezando por denunciar su sesgo independentista.