El nuevo estado afrontaría gravísimos problemas que tendrían costes altísimos, debería negociar multitud de cuestiones bilaterales: con qué se queda, que se lleva y que retorna, que parte de pensiones y seguridad social, cuanta deuda del Reino de España les corresponde asumir, tanto interna como externa, cuanto de la Sagrada Familia es español y cuanto del Museo del Prado es catalán, etc. etc. –La Giralda tampoco es totalmente sevillana, ni la Alhambra granadina, etc.-
Tendrían que definir su moneda, euro de uso, fuera de la eurozona, o mantendrán la reivindicación histórica de tener moneda propia, si fuera así tendrían la ventaja de devaluar para salir de la crisis, el inconveniente de la depreciación, de la financiación en esa moneda. Supuesto que escogieran usar el euro, parte de la soberanía supuestamente recobrada, la cederían sobre la política monetaria, en mayor grado que ahora, en el que interviene en cuanto España, porque no podría intervenir como Catalunya dentro del Banco Central Europeo.
Por otra parte y supuesta su entrada a la UE, lo cual sería casi imposible con la negativa española, y considerando se trata de una de las regiones ricas de Europa, tendría que ser contribuyente neto al resto de regiones pobres, fueran españolas, italianas o del Este. Más o menos como ahora.
Buscar financiación en los mercados internacionales, para sus empresas y su estado se antoja un grave problema durante años, que si ahora no es sencillo dentro de España, -ya han cabido algunos rescates-, fuera habría que presuponer altas dificultades para encontrarla como estado independiente. Los grandes bancos de inversión mundiales no apuestan favorablemente por la independencia, Nomura, J.P. Morgan, UBS, -de ellos proceden los cuadros anexos- en sus informes emitidos a los grandes inversores del planeta les advierten de altos riesgos en la nueva Catalunya, lo cual no parece que les facilite los sueños de mejorar su estado de bienestar por salir de España - y ello al margen de que los informes sean flojos, o buenos, lo importante es la recomendación que transmiten de, no arriesgar, y lo hacen precisamente aquellos bancos a los que tendría que convencer la Generalitat para que dirigieran inversiones al nuevo estado-. Una cuestión en relación a los informes naturalmente el perjuicio, lo sería para ambos territorios, España y Catalunya, no piensen ustedes que solo saldría perdiendo el otro. Los dos pierden en una secesión, los dos territorios ganan manteniéndose juntos. Sin ahondar demasiado, Nomura, no cree que se produzca la independencia y que la salida será una mejora en la fiscalidad, UBS apuesta por el no rotundo, prevé posibles fugas de capitales, caída de la riqueza e impago de la deuda. J.P. Morgan –vean en el cuadro la síntesis de su posición- considera que no mejoraría con la independencia, que el objetivo final es mejorar la financiación y al igual que los otros, significa que el nuevo estado quedaría fuera de UE, alerta del riesgo posible de nacionalismos de otras regiones y/o países europeos. El tema de la deuda es un problema controvertido en las cifras, puesto que lógicamente a la deuda de Catalunya que figura en las estadísticas como CCAA, deben sumarse la correspondiente a sus municipios y la parte alícuota que correspondería de la deuda central del Estado y de la Seguridad Social, aspectos éstos no fácilmente cuantificables. El problema que plantea lo definen las recomendaciones de los bancos de inversión y los brokers, no lo busquen en las asépticas cifras que maneja la Generalitat, sino en los ‘espíritus animales’, que gobiernan la economía, el componente de irracionalidad, de emoción, que tienen las decisiones, el problema es político y las reacciones de subjetivismo y desánimo que desatarán, por eso lo que fundamental de informes de este estilo es la recomendación general, apuesta a compra, o venta, arriesga o no y aquí en los tres casos dicen no apuestes a Catalunya independiente. Naturalmente desde las filas secesionistas, profesionales del sector, insisten en las cifras asépticas o en descalificar los informes por 'flojos', además de minimizar cualquier peligro con el mantra tan querido de 'que no te venza el miedo'. También podrían rezar. De poco sirve que los actuales productos catalanes sean altamente exportables, a España y resto de Europa, en aproximadamente un 65%, serían tratadas como elemento externo a la UE, por tanto sin la facilidad de movimientos actuales, grabadas con aranceles que harían perder parte de su competitividad y sujetas a convenios de negociación y no como piensan los defensores de la independencia que simplemente lo no vendido en España, que dicen afectaría poco, todo sería distribuido en Europa. O de poco sirven buenas cifras de deuda, -en tanto CCAA, luego sumen el resto, Central y municipales y S.S.- recuerden que España tenía menos del 40%/PIB cuando empieza la crisis, y hoy tiene el 100%, lo importante es la consideración de los mercados sobre riesgos posibles en la posibilidad de financiarla.