Revista Opinión

Catalunya. El derecho a decidir. Combate de ideas

Publicado el 13 septiembre 2013 por Manuhermon @manuhermon
Catalunya. El derecho a decidir. Combate de ideas Despotricar y maldecir a menudo olvida que el pueblo español -y catalán- actuó como sujeto político y ejerció repetidamente el derecho a decidir en numerosas elecciones, y decidió en las antípodas de las condiciones de vida, negación y represión de libertades, de los negros estadounidenses con los que se quieren comparar.  Nuestra realidad social y política fue construida por muchas sensibilidades distintas en la Transición, con mayor peso de unas que de otras, sin duda, pero creando una nueva legitimidad general en cuanto que aceptado libre y mayoritariamente por todas las partes que en ningún caso formó un apartheid con grupo poblacional alguno. En la comparación con otros países, sin duda podríamos trasladar experiencias que mejorarían nuestra democracia, máxime en estos momentos, pero dejemos de meter todo en una coctelera y agitar, y dediquémonos a resolver problemas. Cuesta aceptar la idea de la descalificación global de nuestra democracia y el embellecimiento de las demás como si se tratara de paraísos, y diariamente se hace desde medios de prensa, nacionalistas y obnubilados de todos los colores. Seamos serios en nuestras definiciones, votar en referéndum para elegir presentarse a los JJOO o tal o cual cosa sobre una ley, no es de lo que estamos hablando, que es aceptar la independencia de un territorio. No existe el derecho internacional a la secesión, fuera de los casos coloniales. Ningún país tiene en su Constitución formulado el derecho a la secesión y muchos tienen expresamente recogida la integridad territorial de forma similar a España, como son Francia, Estados Unidos, Italia o Asutralia, no acusados de antidemocráticos. No se es más o menos demócrata por reconocer constitucionalmente el derecho a la secesión, que insisto no conozco lo tenga ningún país, o por no citar la referencia a la indivisibilidad territorial, que es por donde se mueven los casos de Canadá y Reino Unido, este último sin ley constitucional expresa y desde luego lejos de modelos democráticos globales la elección de lores o el entramado social superclasista existente. El derecho a un referéndum para saber, reclamado en Catalunya, se transmuta realmente con el resultado final, lo que se plantea es un referéndum sobre la independencia. Además revisable anualmente si no sale el resultado apetecido –juro que lo he leído y escuchado a los independentistas, como cualquier otra elección, decían- pero ¿por qué no pensar el derecho a decidir para los supuestos del artículo anterior?, porque los partidos tradicionales de izquierda y los nuevos están dirigidos por individuos de procedencia familiar burguesa, de los estamentos altos de la burguesía catalana, -igual en otras latitudes- se están rompiendo porque la sociedad está harta de crisis y sin ver salidas a medio plazo, se aglutinan en torno al proyecto independentista, la única ilusión, generada como solución de todos los conflictos. Los independentistas sobrevenidos y una parte de los antiguos, han interiorizado que todos los males que padecen, crisis incluida son culpa de los españoles, de los otros, sean quienes sean no son ellos, y además los otros son todos iguales en su identidad maligna, represora y explotadora, mientras ellos son los ungidos por el espíritu santo, recién nacidos sin mácula alguna limpios de cualquier pecado. Así me apunto hasta yo, al bando de los buenos, si puedo elegir sin costes no me voy a apuntar con los malos -El sentimiento independentista ya existía desde mucho tiempo atrás, lo nuevo ha sido la gran cantidad de gente que se ha sumado, con criterios economicistas o ilusionantes perspectivas que no encuentran por otras partes, al tiempo que les brinda la tranquilidad de haber encontrado a los culpables de todos sus males- La transversalidad de la reivindicación independentista es un hecho, como su crecimiento. Desde la óptica rojera y progresista, llama la atención el abrazo de posturas secesionistas como solución a sus problemas por centenares de miles de emigrantes obreros y la cesión de partidos tradicionales no nacionalistas, algunos internacionalistas de origen, que se sienten arrastrados por la ola secesionista hasta romperse –como sucede con el PSC, veremos cómo termina- ya que durante mucho tiempo no hablaron sobre qué queremos decidir. Olvidaron que los trabajadores, los débiles, las mujeres, los pensionistas, los parados,… reclaman capacidad de decisión para mejorar sus vidas y la ola secesionista la quiere para constituirse en estado con el objetivo de mejorar los intereses de ricos y burgueses catalanes, que son quienes lideran Catalunya, tal cual neoliberales citados, nuestro dinero para nosotros, los demás que se arreglen como puedan. Nada más antieuropeo, y más antiguo. Derecho a decidir para los españoles y los catalanes, y los de Tarragona y los de Sabadell y Calella, y Galapagar y Gandía y Teruel… ¿veremos cada año un referéndum para dilucidar si Tortosa se va o se queda, o una vez conseguido para ellos se eliminará el derecho a decidir para el resto de la población sobre todas las cuestiones anteriormente planteadas? El problema es muy serio y complejo de resolver, y ha entrado en una dinámica endiabladamente acelerada, preludio de salidas históricas, con ideas defendibles a un lado u otro, tan democráticas y ambas necesitadas de respeto para encontrar salidas, me resisto a aceptar la dicotomía de que las buenas son aquellas y las malas estas, y mucho menos aceptable es el reduccionismo de que metan todas estas juntas en el mismo saco.
Continuará

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