Revista Opinión

Catalunya en rebajas: Dos por el precio de uno

Publicado el 10 enero 2016 por Rgalmazan @RGAlmazan
Hay ciertas cosas que se empiezan a entender. Y es que las rebajas están prohibidas hasta enero. He aquí la razón por la que el acuerdo catalán se ha ultimado en plena época de rebajas, y casi en el último minuto, y de penalti.
Porque la cosa tiene miga. Mas se va a paseo, es verdad, pero la CUP, que me perdonen, ha quedado hecha una mierda. Rebajada, diezmada y desnaturalizada.
Siempre creí en la coherencia de la CUP. A diferencia de Convergència siempre ha sido independentista y todo su camino ha sido coherente con su definición de anticapitalista. Y eso ha ocurrido hasta ahora. Porque, ¿cómo se puede entender que un partido anticapitalista se alíe con un partido burgués que ha extremado las desigualdades, que ha sometido a los más débiles a recortes que rozan lo insoportable y que ha supeditado su soberanía a la Troika que –que yo sepa— no tiene nada de catalana?
Catalunya en rebajas: Dos por el precio de uno
Pero es que ha ido más lejos. Es verdad que gracias a este pacto han conseguido que Mas se marche, aunque lo hace de forma sospechosa, colocando a un personaje de su confianza en la presidencia, poco conocido y del que no sabemos si será un verdadero presidente o una marioneta a la que pretenderá manejar. Y todo esto ¿a qué precio?
Esa es la cuestión. La CUP ha pagado un precio, a mi modo de ver, exageradísimo que le hace diluirse y renunciar –por mucho que digan— a lo que para mí, son sus premisas más fundamentales, las sociales y económicas que puedan hacer cambiar el ritmo de Catalunya.
Y es que este acuerdo se podría resumir en el título de este artículo: Dos por uno. Porque Mas se marcha pero a cambio se produce algo que no habíamos visto todavía y que a mi modo de ver desvirtúa la democracia, y cambia el deseo y el voto de los electores, porque resulta que dos diputados elegidos en la lista de la CUP (el 20%), por obra y gracia de un acuerdo posterior, pasan a formar parte de otro grupo: Junts Pel Si. Una maravilla, que se une al hecho de que otros dos diputados electos (deben ser los que no han visto bien esta jugada) serán sustituido por otros dos. Una obra de arte, un juego de magia. Nada por aquí, Mas por allá, dos que cambian y dos que se llevan…
Los que vivimos el Tamayazo conocimos y recordamos cómo dos diputados cambiaron el signo del gobierno en la CAM y nos colocaron a Espe Aguirre, el personaje más nefasto políticamente que ha pisado esta tierra. Pero, es que ahora, por mor de una independencia cuyo camino es dudoso, resulta que se pasan dos diputados de la CUP al grupo que lidera Convergència y consolidan una especie de transfuguismo (lo es desde el punto de vista de los electores) que refuerza a Junts pel si y le aseguran su mayoría durante la legislatura (pactada para gobernar durante dieciocho meses, fecha en la que debería terminar esta hoja de ruta).
Total, que para cargarse a Mas la CUP se ha cargado la esencia de la democracia y engorda al grupo de Junts Pel Si para que su camino sea fácil, transitable y libre de obstáculos. Un precio muy elevado en el que se renuncia a principios sociales en aras de un camino hacia una independencia incierta.
Y es que se está imponiendo la transversalidad. El objetivo para dos netos partidos de izquierda como son la CUP y Esquerra es la independencia. Que muchos catalanes lo estén pasando mal es algo secundario, algo que hoy se supedita a la posible independencia. ¡Viva la izquierda!
La solución, por mucho que unos y otros se enroquen en posturas opuestas, la virtud, está en el término medio. Ni ofuscaciones inmovilistas españolas, ni imposiciones nacionalistas catalanas. Lo único es dejar que opinen los catalanes. Una consulta sobre lo que quieren los catalanes es lo que se debe hacer. No usurpemos sus deseos. Yo no quiero que se independicen, pero de ninguna manera quiero que se les imponga ser algo que podrían no querer.
Estoy seguro de que un referendo sería la solución. Y además creo que ganarían los que no se quieren separar de España, pero claro para hacerlo es necesario creer en la democracia de forma inequívoca, sin ambages, y apostar por ella, con valentía. Algo que no están dispuestos a hacer los que se niegan a que los catalanes decidan su destino. Porque, como ha ocurrido en Canada o en Escocia, lo único que calma la sed de la independencia es votar y aceptar el resultado. Todo lo demás es aumentar el abismo que hoy separa a Tirios y Troyanos.
Salud y República

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